jueves, diciembre 25, 2008

Ordenatas para el cole

Cada día se toman millones de decisiones. De hecho cuando iba a la uni participé en un estudio sobre la materia en la que cinco veces al día te mandaban un sms y entonces tú tenías que anotar la última decisión que habías tomado. Evidentemente era un experimento remunerado. Una parida de experimento remunerado para ser exactos.

Anteayer tomé la decisión de ir a comprar Quelys para merendar. Siempre que voy a Mallorca aprovecho para comprar unas cuantas bolsas, y siempre que lo hago pienso que es una tontería porque las Quelys se comercializan en todo el reino de España, pero por alguna razón sólo pienso en comprarlas cuando estoy en la roca. Excepto anteayer, que tomé una decisión.

Sentado delante de la tele abrí una bolsa, abrí la boca y entonces empecé a masticar algo que recordaba en forma y gusto a una Quely, pero no exactamente. Definitivamente las recordaba diferentes, seguramente porque los Quelys que yo recordaba no llevaban dos meses caducados.

De manera que tomé la decisión de volver al Condis. Cuando entrabas a trabajar al Pret lo primero que te decían es que si algún cliente encontraba un producto caducado tenías que llamar al manager inmediatamente para que le hiciera una felación y entonces tú tenías que coger uno de los látigos especiales que había para estas ocasiones y empezar a flagelarte. Yo no tenía ninguna intención de que aquella pobre gente sufriera ningún daño, de hecho viendo el panorama el tema de la felación tampoco me hacía demasiada ilusión, yo lo único que quería era merendar Quelys. Intenté hablar con la cajera con una mirada de aquellas de intentan transmitir complicidad, una mirada de buen rollo, una mirada de “tranquila, que yo también me he encontrado en tu situación”. A la que me correspondieron con una mirada de “me importan una mierda tus Quelys de los cojones”.

La Yoli le chillo a la Yessi que dónde estaba el Yonny, y la Yessi le contestó que reponiendo y entonces la Yoli me dijo que fuera al fondo del súper y que “se lo cuentas al chico”. Evidentemente pasé de todo y fui directamente a la estantería de las Quelys, donde al cabo de unos minutos apareció el Yonny preguntando que qué pasaba. Hombre, pasaba que todas las bolsas llevaban un par de meses caducadas a excepción de las tres del fondo que sólo llevaban uno y medio. Aquél Condis era un puto geriátrico de Quelys, de hecho casi me sentía obligado a tratar a las bosas de usted, de hecho si algún día me encuentro una bolsa de aquellas en el bus me levanto y le cedo el asiento.

Finalmente me tuve que conformar con un paquete de MarieLu y unas Artiach como substitutos y fui a encontrarme con la Yoli de nuevo, que no me reconoció y me intentó cobrar y entonces yo me tuve que identificar como “el de las Quelys”, posiblemente una de las maneras más estúpidas de presentarse. De todas formas la Yoli consideró oportuno cobrarme y después devolverme el dinero de las Quelys, unos 2,99 euros exactos que ella se preocupó de darme con la mayor cantidad posible de monedas de un céntimo. Evidentemente de la felación ni hablar.

Cuando me fui nadie se había molestado a retirar las Quelys de la venta, supongo que se debían quedar allí hasta que algún autocar del inserso viniera a llevarlas a Benidorm.

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lunes, diciembre 15, 2008

Por la gloria de mi madre

El hijo de los vecinos de mi madre tiene siete años y hace sudokus por hobby. Supongo que esto, más que en superdotado, lo convierte en una aberración de la naturaleza. Además se ve que este verano, el último día de cole de camino a casa ya sacó el cuaderno de ejercicios y se puso a trabajar en el autobús. Lo que le sitúa en alguna categoría próxima al anticristo.

El otro día pillé al Damien en cuestión en casa y sorprendentemente estaba jugando a la Nintendo DS, una actividad que no requiere complicadas operaciones matemáticas y en la que consecuentemente era un petardo. Al ver que estaba jugando al Súper Mario le empecé a explicar emocionado que de pequeño yo también jugaba y él me dedicó una mirada como la que haría yo si algún día mi abuela me explica que de joven fumaba porros. Indignado y con ganas de dejar las cosas claras sobre mi gran superioridad en la materia le pedí si le importaba dejarme intentar jugar una partida. Jur, jur, jur… te vas a enterar mequetrefe.

El muy inconsciente me empezó a dar indicaciones de cómo funcionaba el videojuego sin soltar la consola, y yo cada vez más impaciente le iba estirando de las manos y diciendo que ya sabía cómo iba. Sabes porqué sé que sólo hay un botón para saltar y otro para correr deprisa/disparar? Pues porque este juego nació en una consola que SÓLO tenía dos botones, pero eso fue antes de que tú nacieras, cacho rookie! Además, el muy inculto me decía que si cogía una flor Mario se volvía “panadero” y entonces lanzaba bolas de fuego. No sé en qué momento las nuevas generaciones decidieron que Mario cambiaba de profesión, porque Mario es lampista y basta, lo único que pasa es que si toca una margarita se vueve pirómano, pero continúa siendo lampista.

Finalmente me pasó la Nintendo y por el poder de Greyskull empecé la partida, cogí todos los champiñones y florecillas de los cojones, entré en el castillo hortera y aplasté a la tortuga punkie gigante. Chúpate esa mini-friki sudokero, cuando yo diga algo de Mario tú di amén.

Le devolví la consola y le dije que algún día igual le enseñaría a jugar al Street Fighter, a lo que volvió a poner una cara de no entender de qué hablaba. Pobrecillo, seguro que ni sabe quién es Daniel San ni los Goonies ni nada, pero como mínimo ya tiene claro que la experiencia es un grado.

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jueves, diciembre 04, 2008

Venía por lo de la mamada (Full Guateque)

El problema de las promesas es que pueden no cumplirse. A lo mejor fue la madurez o algo asín, pero me parece que la cosa no fue excactamente por donde debía ir. Personalmente mi referente más inmediato por lo que a despedidas respecta es la peli aquella de Tom Hanks donde tenían una suite de hotel con doscientas personas, la mitad de las cuales eran mujeres públicas y una de ellas intentaba reproducirse con un asno que acababa muriendo de sobredosis y depositado en el ascensor del hotel patas arriba. Pero se ve que nuestro presupuesto no daba para ganado. Ni para asnos. Ni ninguno de los amigos de Bakerin era el Guerrero Americano.

Como las tradiciones son las tradiciones, la cosa empezó vistiendo a Bakerin con unas mallas negras, unos calentadores, una camiseta con el lema “Venía por lo de la mamada”, una peluca afro y unas gafas de Rappel. Llámanos originales. Y entonces empezó un largo peregrinaje hasta un recinto ferial, en algún sitio remoto de Hospitalet, donde Bakerin tenía que hacer su entrada triunfal en un festival erótico. Dile erótico, dile porno.

Al final la entrada no fue tan triunfal porque al cabo de media hora de dar vueltas perdidos por Hospi Bakerin había decidido dejar su uniforme y convertirse en normal. Más o menos entonces decidí aceptar la idea de que nadie intentaría follarse a un asno.

El festival, la vedad, me lo imaginaba más grande. Todo y con eso fue mi primer encuentro con el porno en vivo y curiosamente descubrí que, aun y ver dos chavalas rellenándose mutuamente con artilugios varios, más que morbo me hacía gracia. El porno se puede consumir de muchas maneras, pero definitivamente rodeado de señores con cámara de vídeo y dudoso interés cinéfilo no es mi preferida. Siempre me ha hecho gracia la gente que sigue el fútbol pero que nunca juega, y me parece que en aquél festival pasaba más o menos lo mismo.

Después de dos horas de ver aeróbic non-stop todos estábamos un poco saturados, por no decir aburridos, y yo había preguntado y me habían dicho que no había ningún equino en el programa, de manera que decidimos irnos a otro sitio donde, a parte de mirar, pudiéramos mojar.

Pero antes de llegar al restaurante teníamos que escapar de Hospitalet, encontrar la parada de metro y superar el efecto “ostia, es que de día el camino se veía diferente y había menos gente con cara de asesino por la calle”. Todo el mundo tenía su opinión sobre cuál era el camino a seguir, pero a Tron se le había metido en la cabeza que el Norte en realidad estaba hacia el Sur y promocionaba su candidatura con frases tipo “¡Hacedme caso coño! ¡Que si me sé orientar a 10.000 pies de altitud como queréis que me pierda aquí!” La cuestión es que aquella mañana Tron al entrar en la Plaza Real había comentado que aquello era Plaza Cataluña y que Montjuic estaba a dos calles, de manera que optamos por ir en dirección contraria de cualquier indicación que hiciera él y llegamos al metro a la primera.

Los colegas de Bakerin habían planeado la despedida de soltero en plan sorpresa, y para que todo fuera como más sorpresa aunque la despedida se hacía en Barna la gracia es que todas las actividades se hacían a tomar por culo de Barna. Directamente no recuerdo en qué término municipal estaba el restaurante, pero un poco más allá se acababa el universo y el tiempo y el espacio se transmutaban y tal. Como único referente geográfico puedo decir que la camarera vivía en el Prat, supongo que en algún avión. Era amiga de la Jopelina (novia de Jope) y nos dio un trato la mar de personal y simpático. Nosotros le correspondimos decidiendo que debía ser lesbiana basándonos en que llevaba el pelo corto y que utilizaba el pronombre “neng” y el adverbio “ejque”.

En los postres una vez más cayó en mí, en calidad de autóctono, la decisión de ver donde coño íbamos. Lo primero que había pensado había sido llevarlos al Arena, básicamente para explotar un poco más la camiseta tuneada de Bakerin, pero como la camiseta no había durado ni media hora, la cosa ya no tenía tanta gracia. A Tron y a Gestor se les había metido en la cabeza ir a un puticlub “pero sólo para tomar una copita”, pero por suerte la camarera nos dijo que conocía una disco en Barna y, más importante, que nos llevaba en coche, de manera que acordamos esperar a que acabara el turno en un pub al lado del restaurante.

No recuerdo cómo se llamaba la discoteca donde acabamos, sólo que estaba delante del CaixaForum, que era la mar de pija y que estaba tan vacía que no se podía permitir el lujo de vetar la entrada a un grupo de mataos que no calzaban náuticas. Con respecto a la camarera, aunque el vocabulario segúa igual, al salir del restaurante había pasado por una Corporación Dermoestética a ponerse unos implantes o algo. La cuestión es que decidimos que con botas y camiseta ajustada ya no era lesbiana. Tampoco es que ninguno de nosotros lo pudiera confirmar.

En la discoteca no había demasiado que hacer. Podías escoger entre mirarle las tetas a la camarera heterosexual o mirarle las bragas a la gogo, que estaba convenientemente vestida con minifalda y situada en un podio excesivamente alto. El resto de la discoteca estaba ocupada por siete niños de 12 años que venían de una boda (osea enlace) y no había ningún indicio de asnos, caballos o similares.

No me quejo, fue un buen fin de semana entre colegas y nos lo pasamos de fruta madre, de hecho me parece que lo tendríamos que haber planteado así al principio. De todas maneras supongo que cuando se case Tron ya iremos con su avión a Tailandia o a algún otro sitio donde las leyes de protección de los animales sean convenientemente ambiguas.

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Unintentional porn?

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Venía por lo de la mamada (Intro)

Venía por lo del bodorrio (Intro)

Venía por lo del Bodorrio (Full Pepito)

viernes, noviembre 28, 2008

Venía por lo de la mamada (Intro)

En principio tenía que ser en Valencia, y yo ya había dicho que pasaba (vil metal), pero entonces uno de los amigos me llamó para decirme que la despedida de soltero de Bakerin sería en Barna. Si Mahoma no va a la farra, la farra va a Mahoma.

Me hizo ilusión. No había estado antes en ninguna despedida y tenía un gran interés antropológico en el evento. Es como el primer Gran Hermano, que lo miré únicamente porque era un experimento sociológico innovador... con cámara en las duchas.

La cosa prometía, porque Tron, que también se apuntaba a ir de putas, me juró y perjuró que la trupe de Bakerin eran una panda de desfasados y tronados con mucho potencial. Y si Tron usa esos adjetivos es como si Freddy Krueger te dice que tiene pesadillas con un tio muy feo.

Yo ya conocía algunos de los componentes del equipo Bake que nos habían visitado en Londres, pero estaba muy intrigado por conocer al resto, de los cuales Bakerin me había contado varias historias.

Ryu: Un amigo del cole y compañero de Karate de Bakerin, que de pequeño además de practicar artes marciales estuvo tan enganchado al Street Fighter II que se quedó para siempre más con el mote.

Cualquier otro parecido con el original es anecdótico.
Jimmy Limón: (Limón a secas para los amigos) Tron y él se admiran mutuamente de la capacidad y posibilidades de sus respectivos conductos arteriales, venosos y/o nasales. Están enamorados desde que, en las Fallas pasadas, se confesaron que de pequeños ninguno de ellos necesitó nunca agua para consumir la leche en polvo y que en el cole los dos se hicieron famosos para dejar la pizarra limpia sin usar ni el borrador ni las manos.

Aparentemente su apodo es simplemente una referencia a su falta de peinado.

Spencer: El hermano pequeño de Bakerin, que no sólo admira a Bud Spencer sino que además se le parece (si obviamos el hecho de que a su edad Bud era nadador olímpico). De hecho admira todo aquello producido durante los 80s, cosa que se puede apreciar enseguida echando un vistazo a su camiseta, sea cual sea. Básicamente tiene un fondo de armario tan extenso como la producción audiovisual de la década en cuestión.
Gestor: Hay gente de costumbres, y Gestor como mínimo tiene la costumbre de llevar el mismo peinado con el que triunfó en 1994 y para complementar el efecto tiene un coche que en realidad es una nave espacial.
Jope (aka Jopelines): El hijo secreto de Bob Hopkins.
LuísG: Parece normal. Creo que es el elemento de control del experimento.

Finalmente nos fallaron Pezón y Conan, famosos por sus pezones y por almorzar pizzas Tarradellas respectivamente, y Guapanan, al que las nenas del insti idolatraban por su parecido con David Hasselhoff. Pero aún así había un equipo bastante prometedor.
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Unintentional porn:

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Venía por lo de la mamada (Full Guateque)

Venía por lo del bodorrio (Intro)

Venía por lo del bodorrio (Full Pepito)

miércoles, octubre 29, 2008

Lesiones

- Fua tio, me he jodio el deo.

- Fua, que putada tio.

- Ya tio, joder, asín no puedo jugar a la Play.

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domingo, octubre 05, 2008

The way of the yoya (4 de 5)

El culo del mundo está definitivamente en el culo del mundo, y si quieres llegar tienes que bajar en la parada de Gorg y después andar un poco. Tranquilo, no pasa nada si no sabes donde cae esa parada, no hace falta saberlo a no ser que tu maestro abra un dojo allí y te toque pringar.

Al principio, los escasos valientes del Esportator con ánimo de aventurarnos en el territorio salvaje e inexplorado al que los nativos se refieren como Badalona, nos cooperábamos e íbamos juntos en coche para ahorrar costes y aprovechar la seguridad de viajar en rebaño. Bueno, ahorrar costes nosotros, que la gasolina la pagaba toda Enric, pero es que el era el único mayor y solvente. Los días que no nos cooperábamos tocaba coger el metro y, más o menos a partir de La Pau, hacer un viaje sideral acompañado de gente que aplaudía y cantaba (es que aún no había I-pods… ni vergüenza).

En el Yoya's Gym se aprendía deprisa, éramos una comunidad trabajadora y además teníamos grandes senpais para inspirarnos y tutelarnos, como Peluco, que al final de cada clase resumía la conduncta del buen Budoka en sus palabras llenas de sabiduría: “Y ahora pa casa, carretilla de ensalada, pajote y a la cama”.

Y también aprendíamos deprisa porque teníamos a Dimitri, un antiguo soldado del ejército ruso que cada dos o tres semanas venía triste a clase porque un par de colegas suyos habían palmado en una emboscada en Chechenia. No nos daba mucha pena, porque sabíamos que entonces Dimitri recordaba sus fantasmas y se pensaba que volvía a estar en la guerra y a la hora de hacer combate se olvidaba las normas básicas de conducta, tipo “No pegarás en las rodillas para intentar causar parálisis permanente” o “Si tu compañero se cae al suelo no te lanzarás en plancha para intentar rematarlo”. En días como estos nos alegrábamos mucho de que Karate signifique “Mano vacía” y por lo tanto a Dimitri no le fuera permitido coger ningún arma.

Por eso arpendíamos rápido, no era cuestión de dejar que un psicótico te arrancara la cabeza por estar distraido.

Entre pitos y flautas (y algunas ostias) me planté en cinturón marrón, y entonces Deep Blue me dijo que necesitaba ayuda. Deep Blue hacía tiempo que había empezado una especie de franquicia en el Yoya’s Gym haciendo clases de Karate extra-escolar a niños de un par de coles de Barna, y en el CEIP Diputación le hacía falta alguien que hiciera clases a niños de 6 y 7 años mientras él se ocupaba de otro grupo. Bueno, pensé, nos pagaremos las clases de Karate dando clases de Karate.

En un dojo la vida se rige bajo una disciplina escrupulosa y un gran respeto hacia el maestro y hacia los compañeros, lástima que nadie se lo había explicado a aquel grupo de bárbaros tronados en miniatura a los que me dijeron que tenía que enseñar. Resulta que las clases habían empezado hacía un mes y medio y hasta entonces habían tenido un maestro con una experiencia en artes marciales resumible en que una vez había hecho un perfect jugando al Street Fighter II. De manera que los chavales se pensaban que hacer Karate quería decir correr y gritar vestidos con un pijama blanco cual bellos internos de manicomio con sobredosis de Red Bull.

Primero intenté razonar con ellos verbalmente, pero después de dos intentos Deep Blue asomó la cabeza por la puerta y me dijo que quizás era mejor no utilizar expresiones del tipo “niño, mecaguenlaputavirgensantísima” con niños pequeños. De manera que decidí pasar a tácticas más simples: a chupar flexiones.

Básicamente la técnica consistía en que cualquier conducta reprobable implicaba chupar flexiones, o sea que calculo que la primera semana debíamos superar unas cinco veces cualquier récord anterior en la materia. En principio todos pasaban de todo con lo que todos chupaban flexiones; más adelante sólo la mitad la liaban pero, aplicando técnicas de psicología básica que había visto en una peli de telecinco, todos chupaban flexiones igualmente (el truco está en que se vuelvan los unos contra los otros); y finalmente sólo chupaban flexiones los cuatro que hacían barullo mientras sus compañeros se lo miraban (rollo vergüenza por el deshonor). Y todo esto reforzado con discursitos sobre la responsabilidad, el honor y la obediencia total y fanática a tu maestro, que aprovechaba para recitar cuando les tenía tumbados en el suelo mientras yo me paseaba con las manos en en cinturón y mirando al infinito (formación teatral aplicada). Al cabo de dos semanas tenía una clase de niños aplicados y brazos sobredimensionados.

Había otros problemas, como la afición que tenían las criaturas a sangrar por la nariz. Recuerdo escuchar explicar a mi madre (maestra de escuela durante mucho tiempo) cómo se puso de histérica la primera vez que un alumno empezó a chorrear por la nariz y la naturalidad con que sus compañeras de trabajo trataron el asunto. Y es que al final te acabas acostumbrando, por no decir que lo aburres.

La primera vez que me pasó a mí fue porque Marc quiso saltar de cabeza al Pao y Carlitos pensó que sería más divertido empujarlo él mismo. De manera que Marc saltó de cabeza… al suelo. Para acabarlo de arreglar los Karategis son de un blanco impecable que no ayuda precisamente a disimular las manchas, de manera que mi histeria iba empeorando a medida que Marc se iba convirtiendo en un jugador del Liverpool, aunque a él ya le estaba bien porque decía que así se parecía a Ken de Street Fighter. Le cogí por el karategui y le hice volar a recepción pidiendo a ver si tenían inyecciones o cosas para salvar al niño. El conserje alzó un ojo del Marca y me dijo “lávale la cara y métele un cleenex en la nariz”, yo le pregunté si no hacía falta hacer algo más, rollo transfusiones y tal, y él me contestó que podía probar con dos cleenex pero que entonces el niño no podría respirar. (Que caaaaabrón).

Resulta que pude comprobar que en realidad los niños chorrean sangre por la nariz por razones varias, pero normalmente como consecuencia de simplemente respirar, y que total al final no les importa mucho siempre que digas “eres muy valiente por no llorar” y les enchufes el cleenex de reglamento.

Después de cuatro meses los niños me adoraban, me idolatraban, creían que después de su padre yo era el hombre más fuerte del mundo, me regalaban dibujos de Son Goku hechos con plastidecor para colgar en la puerta de la nevera… Tenía un ejército de pequeños asesinos que obedecían mis órdenes fanáticamente (siempre que les prometiera que al final de la clase jugaríamos al escondite) y ya empezaba a planear cómo utilizar un par de divisiones para acabar con la democracia capitalista decadente y dominar el mundo, pero me salió otro trabajo mejor pagado y tuve que dejar el CEIP Diputación, mis niños y mis planes para un nuevo orden mundial.

Lástima, tenía pensado llamarlo Flanagancracia.

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The way of the yoya (1 de 5)
The way of the yoya (2 de 5)

The way of the yoya (3 de 5)

The way of the yoya (5 de 5)

viernes, septiembre 19, 2008

Peter Chan da man

Cuando Buckanan se fue de Can Fuckland teníamos pensado que Claud se mirase la habitación a ver si se unía a nuestro clan. Lo que pasa es que el cabrón no avisó y le pasó la habitación directamente a un colega de su novia, o sea que se nos presentó un pavo tímido llamado Peter Chan que barraba la entrada de una amiga en la casa.

Pero todo puede ser mala suerte o buena suerte. La Claud, al no conseguir ninguna habitación que le gustase finalmente dio el paso y se mudó con Nil, su churri, y de chiripa encontraron una casita a tres calles de Can Fuckland. Peter Chan resultó ser un pavo curioso y acabó por convertirse en mi mejor amigo de Londres y compañero de cenas en casa de Claud.

Cuando lo vimos entrar en casa pensamos que estaba marcando la entrada el primer asiático a Can Fuckland, pero en realidad se trataba de una efeméride mucho más curiosa, era el primer inglés. Camuflado, pero inglés. Resulta que Peter es hijo de hongkongués y singapuresa, pero fue adoptado y criado desde siempre en el Reino Unido, de manera que es a lo que el racismo británico se refiere como a banana (amarillo por fuera pero blanco por dentro). La cosa se pone aún más curiosa cuando te explica que sus padres adoptivos son una holandesa y un pakistaní, o sea que las comidas de Navidad en casa de los Chan deben ser la mar de originales.

De todas maneras no engaña mucho, no tardas demasiado en ver que es un inglés pura raza cuando por ejemplo chafa un plátano que se ha puesto maduro y con la pasta se hace un sandwitch; o cuando se pone medio vaso de zumo de melocotón y lo acaba de llenar con Sprite, porque dice que así tiene zumo con burbujitas; o cuando delante de tu incomprensión te dice que de pequeño lo acostumbraba a hacer con cocacola y leche y te cuenta como le gustaban los coke floats que le hacía su madre (una bola de helado flotando en un vaso de cocacola).

Gastronomía a parte, Peter y yo tenemos varias aficiones comunes, pero fue su increíble don para hacer comentarios surrealistas sobre películas lo que me hizo darme cuenta de que estaba delante de un ser excepcional.

La primera vez que lo presencié fue mientras veíamos “The Terminator", la película me sorprendió al verla después de tantos años, pero me sorprendió más que Peter me preguntase (estimado lector, lee esto poco a poco y con mucha atención, que la cosa tiene cojones para parar un tren):

Oye, el pavo este que hace de novio de la compañera de piso de Sara Connors, es el mismo que hacía de copiloto de Val Kilmer en Top Gun, ¿a que sí?”

I él se sorprendió cuando me quedé callado, mirándole con los ojos como platos y señalándole con un dedo. La gracia es que ver una película con Peter te permite darte cuenta de cosas que los mortales comunes no ven.

Viendo un trozo de “Wing Commander”, en una escena que no debe durar ni dos segundos donde una tanqueta lanza una nave averiada por la borda, Peter se sorprendió de que hubieran aprovechado la misma tanqueta que aparece en nosequé escena de “Judge Dredd”.

Y viendo “Lone Wolf McQuade” se superó. “Lone Wolf McQuade” es una peli así como muy Chuck Norris, con los ademases de que el malo es David Carradine que sigue haciendo ver que sabe artes marciales y la tía buena es una chica de “Never say never again” (de chica Chuk a chica Bond en dos pelis seguidas, casi na). Mi escena preferida es cuando dejan a Chuck inconsciente (porque él quiere, porque eso sólo pasa si él quiere), lo encierran dentro de su coche y después lo entierran. Lo primpero que hace Chuck al despertarse es sacar una lata de cerveza de la guantera, hacer unos sorbos, tirarse el resto por encima y entonces enciende el coche y sale de bajo tierra. Porque Check es un machote y el coche también.

I entonces es cuando Peter te cuenta que un chivato de la peli es el mismo actor que en Blade Runner vive rodeado de juguetes y que el policía amigo de Chuck es el mismo que hace de jefe de seguridad en Star Trek Voayager (él dijo el nombre del actor y del personaje, pero yo no me acuerdo).

En la tele, a parte del Dual, tendría que haber la posibilidad de activar un Peter.

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sábado, septiembre 13, 2008

Lexter, aún más polifacético

Guau, Lexter ha sacado otro superhit y esta vez aún es mejor que la otra. Atención al minuto 2:42 donde saleu no de los breakdanceros que actúan de vez en cuando en el Portal del Ángel.

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miércoles, septiembre 10, 2008

Benidorm mon amour

El miércoles pasado, de camino a Altea (una ciudad glamurosa como muchas otras donde me toca trabajar), me encontré de golpe con Benidorm.

Benidorm mola un huevo. Porque afrontémoslo, es lo más similar a Manhattan que hay en España, sobretodo si te lo encuentras de noche. De hecho aún va más allá, porque no es que tenga un gran skyline, sino que es exclusivamente un skyline. Original de cojones. Es el tipo de paisaje urbano que te aparecía en el horizonte de los videojuegos de coches de la Super Nintendo, hasta tienen un rascacielos acabado en forma de flecha con bandas luminosas de color azul donde seguramente por las noches hay un replicante diciendo que ha visto cosas maravillosas y dándole la vara a Harrison Ford.

Desde dentro también tiene su encanto. Sí, he estado, pero también tengo excusa.

Cuando mi abuela hizo 75 años todo el clan de los Perifollos (esto es otra historia) nos presentamos en su hotel del inserso en Benidorm city. Fue una gran sorpresa, y también decidimos que la última porque de tanta emoción fue de un pelo que no nos quedamos sin matriarca.

La cuestión es que aunque es lo que es, no está tan mal. Digamos que está bien llevado. Para un canetense que se pasaba las noches de fin de semana de su adolescencia en Calella (Calella-de-la-costa para los de Can Fanga) Benidorm representa la expresión máxima del buen gusto en lo que respecta al trinomio playa-sol-sangría (y olé). Sobretodo porque han conseguido que la ciudad sea productiva más allá de los tres meses de verano gracias al turismo geriátrico.

Así como los locales de ocio nocturno de Calella habían de contar con menores de edad para subsistir fuera de temporada, en Benidorm han encontrado una opción más rentable y cómoda. Sólo te hace falta un pequeño local con luces de colores y un hombre orquesta (piano Casio XXL + micrófono) que toque pasodobles y entonces los yayos se ponen a bailar y a ligar entre ellos. Llenas igual y no tienes a niños vomitando en la calle ni insultándose con los seguratas.

Por desgracia la semana pasada pasé de largo por la ciudad y acabé alojado en Albir, dentro del término municipal de algún sitio, en el flamante hotel Rober Palas. Para qué bautizarlo Robert Palace si total no se pronuncia así?

martes, septiembre 09, 2008

Eau de culo

Se ve que en francés "petons" (besos) quiere decir lgo así como "vamos a tirar-nos pedos" (a ver si adivinas como lo he descubierto).
I luego dicen que es el idioma del amor...
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domingo, agosto 31, 2008

Frases célebres de mi padre

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"Putin se tendria que llamar Puton"
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miércoles, agosto 27, 2008

Quien roba a un ladrón, cién años de perdón (¿ladrón x 3 = 300 años?)


Peter Chan es más inglés que el bed & breakfast, pero como tiene cara de chino la gente le toma como lo que no es. Eso, sumado al hecho de que siempre va arrastrando una Nikon D2x, que es una cámara diseñada para pasar desapercibida si la pones entre dos volúmenes de la enciclopedia catalana, hace que todos los carteristas del metro de Barcelona lo tomen por un turista japo forrado de pasta. Lo que pasa es que los carteristas cometen un error de cálculo al ignorar al amigo que va con él y que tiene una paciencia limitada y una mala hostia justificada.

Yo ya le repetía que un veterano del N29 no tiene que sufrir por nada en Barna, que aquí no se tiene que preocupar demasiado por atracos con arma blanca ni palizas por hobby, pero que tenía que vigilar con los pispas. Pero él sólo hacía que responder “I beg you pardon? Would you like a lovely jovely yummy-yummy cup of tea?”.

La primera vez que nos pasó entramos en el metro y cuando la Gnat y yo encontramos sitio me di cuenta que Peter se había quedado atrás, concretamente enredado en medio de cuatro turistas. A primera vista parecían eso, cuatro turistas con sus gorras cutres y todo, pero lo que fallaba un poco es que en el vagón había sitio de sobras y ellos estaban todos alrededor de Peter como si todo estuviese petado y no se pudieran mover.

Mi abuela considera que todos los turistas son una especie de disminuidos psíquicos porque dice que no saben hablar y comen cosas raras, pero aquellos cuatro eran demasiado listos y me parece que ya sabían que en el metro había sitio de sobras. De manera que le dije a Peter que porqué no venía con nosotros y dejaba a sus amigos, a lo que él contestó con una mirada en plan “no es que no quiera venir contigo, pero para hacerlo tendría que molestar a esta buena gente que tengo alrededor y por nada del mundo querría disgustarles”, a lo que yo respondí “Capullo, te están intentando robar” y entonces vino.

En la parada siguiente el grupo de los cuatro desapareció y entonces una señora sentada a mi lado nos empezó a decir que sí que teníamos razón, que ella había visto cómo le intentaban meter la mano en el bolsillo, y nosotros nos quedamos pensando en qué cabrones que eran ellos y qué malnacida la señora que lo había visto todo y se había callado como una cabroncilla y encima luego quería conversación.

Es que el país está muy mal. No porque pasen cosas, sino porque pasan y la peña sólo se lo mira. Claro, que igual por eso pasan. Gente, un poco más de por favor, por favor, que la ropa no se lava sola.

Al día siguiente volvimos a coger el metro y al entrar en el vagón vi cómo Peter volvía a quedarse atrás rodeado por tres señoras, sonriendo y cediendo el paso mientras ellas le decían que no hombre, no, pasa tú primero que si no no te podremos robar. Después ya le expliqué que no es que tenga mala suerte, simplemente que con su cara y su enciclopedia los carteristas se ponen palotes. Es como si Brad Pitt se presentase en el Salvation, que también todo el mundo le intentaría meter mano al paquete.

Lo que pasa es que la primera vez me lo tomé como una curiosidad que no me había pasado nunca, la segunda vez en cambio me tocó bastante los huevos. Primero porque las pavas no lo estaban intentando, lo estaban haciendo, que iban al grano; segunda porque hace tiempo vi un vídeo de los mossos por la tele donde explicaban exactamente lo que estas pavas estaban haciendo (moraleja: cuando se cierran las puertas del metro las chatis se quedan afuera y ya tienen tu cartera); tercera porque se lo estaban haciendo a un amigo mío y entonces tengo menos paciencia que si lo aguanto yo solo (tocada de huevos con folre) y cuarta porque encima Peter arrastra cámaras, y con el equipo fotográfico me pasa igual que con las bicis, que son como cosas del gremio y chorizarlas o maltratarlas se equipara con pegar a una criatura o cosas así (todo el mundo tiene sus manías… con folre y manilles).

De manera que pasé de decirle nada a Peter, me abalancé directamente hacia las pavas bramando insultos varios, no demasiado originales pero adecuados, empujé a las señoritas afuera e hice pasar a Peter adentro, que me miraba flipando y preguntándose que si todo el follón venía porque nos habíamos saltado la hora del té. Entonces las chorizas pasaron a hacer el papel de sorprendidas desde el andén, preguntándome que qué pasaba y haciéndose las longuis y yo mientras aguantando las puertas que se cerraban y gritando “¿¡Que qué pasa!? ¡Ven aquí que te lo explico!”. Seguramente tendría que haber bajado, coger a las pavas y llamar a la policía, pero es que estaba demasiado ocupado insultando como para pensar en mucho más.

No me extraña que en las fuerzas especiales se le ponga tanto énfasis en el factor sorpresa, realmente funciona. Lo que pasa es que funcionó más con los pasajeros del tren que con las carteristas. Al darme la vuelta me di cuenta de la que había montado: la gente había huido dejando tres metros libres a mi alrededor y todo el mundo me miraba expectante a ver qué era lo siguiente que hacía, incluidas cuatro pobres chicas que se abrazaban y gritaban y me miraban aterradas porque acababan de descubrir que en su vagón había un tronado que asaltaba a mujeres. Casi se me escapa una sonrisa, pero pensé que quizás era mejor no potenciar mi imagen de psicópata alterado.

Curiosidades de la vida, uno de los pasajeros, para hacerse amigo mío y que no le arrancase la cabeza ni nada, me indicó amablemente que se me habían caído las gafas de sol. Pero no eran mías, tampoco eran de Peter ni de Gnat, ni de ningún otro pasajero… ¡Ei! ¡Le habíamos pispado las lupas a las chorizas!

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Más o menos en el minuto 0:25 es cuando tuvieron que improvisar un poco la técnica porque era yo quien aguantaba las puertas abiertas.


sábado, agosto 16, 2008

Da TapRap (follow your dreams, that's what I do, read that book, is good for you, tap tap tap tapatap tap tap)

Los mendigos del metro de Londres son bastante curiosos. El caso más habitual es que te encuentres con un drogodependiente de 25 años que aparenta 26 y que aunque tiene el mono y medio kilo de roña encima (300 gramos sólo en los dientes) te pide céntimos con una educación impecable. Lo que me recuerda que tengo que hacer un pequeño apunte:

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Ciudadanos de Barcelona, una vez más volviendo de Londres he comprobado la pérdida de valores morales y buena conducta de nuestra ciudad condal. No, no me estoy refiriendo a las paridas tocacojones del pijocivismo de Joan Clos Van Damme. Me estoy refiriendo a la gente que se planta delante de la puerta del metro y no te deja salir y, muy especialmente, a quien te pide una dirección y cuando le ayudas no te dice ni “por favor” ni “gracias” ni nada de nada. Barna no da asco, pero hay mucha gente que sí (Joan Clos incluído, jur, jur, jur).

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A la Picadilly line teníamos a uno muy especial though: Tap Rap. El filósofo rapero y claquetero (¿o es claquetista?). Definitivamente un profesional al margen del resto, nada de acordeón ni guitarra, TapRap te rapea en el metro mientras marca el ritmo con sus zapatos de claqué. Anda que no mola ni na neng. La semana pasada lo vi, pero por desgracia entré en el vagón cuando él había acabado el show y se cambiaba de compartimento. Le descubrí hace mucho tiempo y pude disfrutar de tres o cuatro de sus sesiones. Además, puedo decir con orgullo que lo vi paseando por el barrio, o sea que encima es una gloria local.

Pues eso, TapRap entra en el vagón, hace una breve presentación y entonces empieza a marcar el ritmo con los pies y a rapear. Lo mejor es que va improvisando, de hecho la primera vez que le oí en realidad estaba pidiendo perdón por no estar demasiado inspirado, y va cantando sobre que tienes que luchar para conseguir lo que quieres y que no tienes que dejar que nadie te desanime y tal y pascual. A menudo al acabar el show vuelve a repetir unas frases inspiradoras y si tienes suerte hasta te enseña los libros que se está leyendo y que recomienda. Para acabar de ser original, en lugar de pasar el sombrero pasa la bamba. Siempre va con una mochililla que supongo que es donde trajina los zapatos de claqué y los libros inspiradores, cuando se pone a trabajar debe guardar una de las bambas en la cartera y la otra se la queda en la mano y es lo que pasa para que le pongas el dinero. Tengo que decir que siempre llevaba el calzado muy limpio, que este pavo no vive sólo de lo que gana en el metro, de hecho es más bien como si aprovechara sus viajes para hacer un poco de dinero extra y compartir su sabiduria. Clack, clack, tapatap yow bro!

viernes, julio 25, 2008

Mi nena quiere más gasolina

En Palma de Mallorca, en la calle Joan Miró, más o menos a la altura de Soldat Marroig, hay una gasolinera-espectáculo. O como mínimo una gasolinera donde la gente va a hacer espectáculos.
Mis experiencias teatrales de juventud no fueron tan glamurosas como a mí me hubiera gustado. Para que os hagáis una idea de a qué estilo estábamos acostumbrados, en cierto teatro cutreril del norte de Barna nos encontramos unas bandejas llenas de chocolatinas en los camerinos que nadie tuvo cojones de tocar hasta que una trabajadora del local nos aseguró que aquello era efectivamente para nosotros. Alguien quiso preguntar si el camerino también era para nosotros, sólo para estar seguros del todo, pero un par de collejas de un par de compañeros con la boca llena de bombones lo evitaron a tiempo.

No es de extrañar que al ir a Mallorca para participar en la muestra de teatro universitario acabásemos alojados en el núcleo más chungo de la guirilandia de Palma. Teseu y Lopakin, contagiados por el espíritu del barrio, decidieron ir a la gasolinera a comprar una botella de whisky para merendar, presentarse alcoholizados perdidos en el autobús que nos llevaba al teatro y pasarse el viaje gritando al conductor para que fuera más rápido. Por suerte al llegar al teatro se calmaron y entonces la responsabilidad de hacer el ridículo recayó en mí. El aburrimiento hizo que me empezara a emparanoiar con que la poesía recitada en mallorquín me hacía gracia y me pasé todo el rato intentando reprimir ataques de risa que además iba contagiando a los compañeros. Que una Anna me fuera diciendo continuamente “Tranquilo, haz como yo, cuando te entre la risa haz ver que tienes tos” no me ayudaba demasiado.

La semana pasada volví a Mallorca a trabajar y mientras seguíamos las indicaciones para encontrar el hotel fuimos a parar de lleno a Can Guiri. Por suerte, al final, el hotel estaba justo fuera de la zona chunguera, pero para cenar a aquella hora no había más remedio que ir a hacer un kebab y acabé sentado en una mesa con vistas a la gasolinera.

Había unos adolescentes que supongo que se dedicaban a tirarse la caña, con la peculiaridad de que eso consistía en dos chicas gritando, dando bofetadas y empujando sistemáticamente a tres chicos. Por alguna razón que tampoco entiendo se ve que eso tenía más gracia si se hacía entre los surtidores de la gasolina sin plomo.
La cosa sólo se puso interesante cuando un borracho sentado en un bar del lado de la gasolinera decidió que los gritos de las pavas le tocaban los huevos y les tiraró una botella de cerveza, que (lástima) sólo hizo ruido.
Lo normal en estos casos es captar el mensaje y marcharse, que es lo que intentaron hacer los chicos, pero las chatis decidieron que era mejor quitarse el cinturón e ir a pegar al borracho. Bueno, de hecho era más bien un “me voy corriendo hacia el borracho e insultándolo pero voy mirando hacia atrás y bastante lenta como para que mi churri me pueda atrapar y tirar hacia atrás antes de llegar donde está el borracho tirando botellas cual discóbolo de Miró”.
La cuestión es que dejé de ver la peli chunga de Steven Seagal para ver el show de la gasolinera y comentar el espectáculo con los mallorquines de la mesa de al lado, que habían dejado su conversación sobre si es peor que tu hijo te diga que es gay o que te diga que es del Madrid, para dedicarse también al comentario del tiro de botella.

Mientras, alguien jubava al tetris con su kebab.

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lunes, julio 21, 2008

Bike the cool

Bike the cool que flips chicos, sus juro que tengo un par de posts a medias, pero no hay cojones de acabarlos. I encima las próximas semanas también están bastante divertidas y el 31 me voy de vacaciones. La buena noticia es que las vacaciones son 12 días a Can Fuckland, o sea que seguro que al volver habrá cosas a explicar y además con un poco de suerte ya no tendré ganas de cortarme las venas. O de cortárselas a otro. Por hobby.
Y si tienes un niño, no lo dejes escuchar según qué. Y si eres killako, no tengas niños.
Este ha sido mi consejo de hoy.

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martes, julio 01, 2008

Es superfuerte

Tres días trabajando en Mallorca, qué guay, he trabajado como siempre pero he podido sudar un poquito más. Por suerte me pude escapar un par de horitas para tomar una cerveza con Tron, poder recoger la sobrasada sublime que me traía de su pueblo y sobretodo comentar que qué superfuerte que Bakerin se casa!
Evidentmente ninguno de los dos nos lo perdemos, y
Amparo y Conejito también irán, o sea que será la primera vez que nos reuniremos todos juntos desde la etapa de Londres (a Bakerin no se lo pregunté, pero doy por supuesto que estarà allí). Además también estarán Guapanan, un policía municipal que usa la placa como si fuera el carnet joven, Limón, un chaval que dice ser el gemelo espiritual de Tron, y Pezón, un tio que se ve que tiene unos pezones dignos de ser su sobrenombre.

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Por cierto, que no lo expliqué en su momento, pero Josmar también hizo carrera en el Reino Unido. Haciendo zapping me encontré de golpe con el programa “Eurotrash” del Chanel 4 donde presentaban el vocal and rectal talent of Barcelona's favorite toy boy. Para entender mi alegría se tiene que tener en cuenta que en su momento me desplacé de Canet a Barna para asistir al mítico concierto de Josmar en la Plaza del Rey (aprovechando que al día siguiente había excursión con el instituto al Museo de Hª de Cataluña) y poder así ver al mito en vivo, en tanga y en directo.
El concierto me decepcionó un poco porque a Josmar sólo le dejaron cantar “Es superfort” y ya está, y yo esperaba que como mínimo también nos deleitaría con “Angel Girl”. Por suerte se ve que después siguió haciendo carrera y homenajeó los supertemas “Sexy girl” y “Boys, boys, boys” de Sabrina con sus “Sexy Boy” y “Girls, girls, girls” respectivamente, el último de los cuales fue aireado en Eurotrash contribuyendo así a acercar la cultura catalana a Gran Bretaña. Ya está bien de los tópicos de las sevillanas y los toros, en Catalunya tenemos culos.

jueves, junio 19, 2008

Walking by my barrio



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En mi barrio hay un hombre que no tiene nada que esconder. La primera vez que me lo crucé estaba sentado delante de Arco del Triunfo y me fijé porque había un pavo que le gritaba “¡Qué vergüenza si te viera tu madre!” y él con un par de huevos (bronceados) le respondió “Pues a la tuya le encanta”.
El otro día lo volví a ver paseando cerca de la Monumental, también con su bolsa del Mercadona, que cuando no tienes bolsillos en algún sitio tienes que llevar la cartera y además los productos Hacendado están muy bien.
Esta vez hubo un pavo que en lugar de gritarle algo a él vino hacia mí y me empezó a explicar que “qué sinvergüenza, si fuera con mi nieto le metía una paliza que pa que” y le respondí que mejor que le metiera la paliza ahora y así cuando fuera con su nieto tendría más tiempo libre para llevarlo a jugar a los columpios. El señor pensó que si le estaba hablando enserio era evidente que no tenía cojones para ir a pegarse con el nudista, y si me estaba quedando con él tampoco tenía ánimos de discutir conmigo, así que murmuró un “sí, sí” y se fue silbando el cara al sol. Que yo no tendré los huevos tan morenos pero tampoco me gusta que me los toquen.

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lunes, junio 16, 2008

You're not gonna get injured as in... necessarily dead

Ei, ¡porqué escribir un post cuando podemos ver el documental!
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1ª parte: Localizaciones de la peli y un cura que lee el blog.

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2ª parte: A real Daniel San

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3ª parte: Creese wisdom + historia al más puro estilo miracle man que pone los pelos de punta

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4ª parte: The Macchio Family.

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5ª parte: Después de entrenar 6 meses Sean se va a repartir ostias.

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(El trailer aquí).
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jueves, junio 12, 2008

No estamos solos...

No tengo palabras... ai... si Pat lo pudiera ver...

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Cuando me recupere escribiré un post i tal.
(Documental entero aquí
).

jueves, junio 05, 2008

Jump in my car (fiu-fiu)

Empieza aquí (y 1/2 parte aquí)

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Aunque Joaquina y yo nos hubiéramos hecho amigos, ella seguía siendo una drogodependiente y yo empezaba a estar harto, aunque últimamente sólo esnifaba farlopa light por eso de la operación bikini. De manera que un día después de clase le dije que estaba harto de que me hiciera la broma de dejar las jeringuillas usadas encima del asiento para ver si me las clavaba al sentarme, que el primer día hace gracia pero después ya cansa. Y también que estaba harto de que en los semáforos aprovechara para desmontar el cristal del retrovisor para hacerse unas rallas, porque después siempre se ponía a gritar “¡Písale nano! ¡Písaleeeee!” y no se acordaba nunca de dejarlo en la misma posición. Le dije que como de todas formas seguramente se moriría antes de que yo subiera a examen, pues era mejor que me cambiara de profe ya, por ir avanzando trabajo.
No sé si le molestó o no que la dejara, porque con Joaquina no sabías nunca donde empezaba la línea de expresión y donde acababa la arruga. Si se hubiera chutado botox (en la cara quiero decir, para variar y dejar descansar a las venas) supongo que aún se le habría estirado bastante la fisonomía como para poder participar en un anuncio de
las pasas de California.
Y así es como dejé el proyecto hombre y un coche con pegatinas de
Escorpia para empezar a hacer clases con Joanna. Una profesora normal y que por eso a mí me parecía excepcional: cumplía el horario, no tenía nunca la nariz irritada y explicaba las cosas. Seguramente el resto de compañeros le debían hacer mobbing por todo esto. Además, Joanna tenía la virtud de saber combinar a la perfección las lecciones de circulación con sus conversaciones de peluquería, que incluían la carrera deportiva de su hijo tenista, su admiración por la Presley-hay-que-ver-lo-elegante-que-es-y-que-estilazo-tiene-cuidado-
-con-el-stop y su desprecio por Ana Obregón-y-es-que-mira-
-que-es-petarda-sube-el-embrague-más-despacio.
Y entonces llegó el examen. La cultura popular dice que no te aprueban nunca a la primera porque todo el entramado económico-político del loby autoescuelas-DGT (que es el equivalente español de los grupos de presión militares en los EUA) está interesado en que te gastes la pasta en renovación de papeles y prácticas extras. Mi experiencia me ha demostrado que esto no es cierto, los examinadores no tienen ningún interés especial en suspender, simplemente se las trae floja el resultado y consecuencias del examen. Todo depende de si en la felación/cunilingus del día anterior su pareja
se lo curró o no.
A mí me tocó el examinador popularmente conocido como “el calvo cabrón”, y su pareja es definitivamente
una inepta al respecto del sexo oral. El figuras era un antiguo instructor de vuelo y antiguo corredor de rallys y se preocupó de dejarlo bien claro, no fuera que nos pensáramos que era un simple, triste y desgraciado examinador de carnet. Lo pensamos, sobretodo porque el cabronazo no paraba de decirme que fuera más rápido que si no se aburría y de comentarle a Joanna que qué lentos eran sus alumnos y qué rápido era él cuando hacía rallys (claro, como con la calva era más aerodinámico...). Si ya entré al coche nervioso, el calvo cabrón no me ayudó mucho y la cagué al pararme en un stop con el semáforo en verde. Tendría que haber utilizado la morfina que Joaquina me había regalado como recuerdo, aunque tampoco es que el resto de los compañeros aprovasen. Además, en caso de duda tendría que haber apretado el gas, que leí que los del asiento de detrás son los que más pringan en caso de accidente.
Tres semanas después volví, mentalizado para pasar olímpicamente del déficit onanístico
del examinador, que en esta ocasión resultó ser el popularmente conocido como “el calvo no-tan-cabrón”. Pero esta vez Joanna le conocía y nos hizo un briefing sobre el pavo en cuestión, además de un recorrido por los cruzes trampa por donde más le gustaba pasar, jur, jur, jur. E hice un examen tan clavado que los peatones en lugar de cruzar la calle se quedaban aplaudiendo y los semáforos me hacían la ola. Total, tenía que aprobar porque no me quedaba ni un duro para renovar papeles, de hecho no me extrañaría que en la DGT comprueben las cuentas bancarias de la gente y no te aprueben hasta que no llegas a números rojos.
Seguro que cuando Joaquina lo sepa me regalará unos dados de peluche para colgar en el tractor.

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miércoles, junio 04, 2008

Cuddy my love

No compran más episodios de House y en su lugar darán la enésima versión de Betty la fea. Touch me la pinga, dominga. Cuando me hace pupa algo me comportaría como este pavo cuando está normal si no fuera porque soy tan guapo y simpático. Supongo que en algún momento continuarán la serie. Y si no es igual, que tampoco me gustan los médicos. Sólo las doctoras.

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domingo, junio 01, 2008

Jackie Jones

Hoy he soñado que iba a ver la nueva peli de Indiana Jones y descubriría que los trailers de la peli eran para enredarte y que en realidad la peli estaba protagonizada por Jackie Chan. No usaba el látigo pero se pasaba toda la peli saltando por sitios y repartiendo ostias con el sombrero aquél y no me ha quedado claro si buscaba algo en particular o simplemente se pegaba con la gente y ya está. La peli me ha gustado bastante, pero el problema es que mucho Indiana Jones no era, y ahora no sé si ir al cine de verdad o que, por lo que pueda pasar.

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miércoles, mayo 28, 2008

Lecciones de juventud

Cuando iba a tercero o cuarto de EGB los lunes a primera hora tocaba clase de catalán. Durante la primera media hora teníamos que escribir una redacción que ocupase más o menos una hoja y durante la segunda media hora leíamos en voz alta las redacciones de la semana anterior. Los temas evidentemente no eran demasiado originales y más o menos todo el mundo se dedicaba a explicar las excitantes aventuras del fin de semana. Que si el domingo fui a comer a casa de la abuela y después fui con Carlitos a jugar a futbol y que si este fin de semana fue mi santo y me regalaron el nuevo coche-ruló de la Barbie y sus amigas.
Cada uno afrontaba este panorama como mejor sabía. Cris sorprendía por escribir historias ético-morales que siempre parecían girar entorno a alguna profesora viejecita y ciega (la mía era nintendo) que era muy buena y entonces sus alumnos ahorraban dinero en lugar de comprarse chuches y le pagaban una operación para que volviera a ver. Los políticos no son hipócritas, las niñas rubias de 10 años son hipócritas.

La posición más señalada seguramente era la de Pitus, que simplemente se pasaba media hora mirando al techo y cuando le tocaba leer la redacción le echaban fuera de clase y ya está. Él no perdía el tiempo escribiendo paridas, nosotros no lo perdíamos escuchándolas y el profesor no parecía demasiado preocupado por generar un analfabeto asocial.
Yo adopté una defensa más creativa. Con el tiempo empecé a inventarme historias y aventuras donde la gracia estaba en que los protagonistas éramos yo y mis compañeros de clase. Fue un gran éxito y esto me llevó a incluir también a parte del profesorado en las redacciones, pero claro, no exactamente en el mismo tono que Cris. Quiero decir que en caso de que apareciese una maestra vieja y ciega lo más probable es que su suplicio se viera finalizado gracias a un tráiler sin frenos al cruzar la calle… mientras los alumnos se lo miraban comiendo una bolsa enorme de chuches.
A pesar del gran éxito entre mis compañeros el problema fue que el profesor, por alguna razón, empezó a pensar que mis redacciones podían expresar la opinión del autor y que la opinión del autor no le gustaba. Una tontería bajo mi punto de vista, porque que una ciega sea atropellada por un coche al cruzar sin mirar son cosas que pasan y ya está, porque como no ve pues cuando cruza la calle se tiene que fiar de lo que le dice un niño que come palotes y a veces los niños se equivocan sin querer. Y que mi profesor se llamase Iván y la ciega Ivana era coincidencia.
Finalmente un lunes, después de echar a Pitus, el profesor me metió un sermón delante de toda la clase sobre que inmaduro y vulgar era escribir sobre muertes traumáticas y niñas que enseñan las bragas y sobre cómo estaba de decepcionado de que no escribiera las mismas paridas que el resto de compañeros. De esta experiencia aprendí muchas cosas (aunque precisamente no muchas sobre redacción), entre las cuales está la lección de que cuando escribes según qué tienes que pensar qué puede pasar si lo lee según quién. Especialmente alguien que tendría que estar debajo de un tráiler.
Todo esto viene acerca de que no sé si tendría que escribir sobre el trabajo o no. O igual simplemente tendría que omitir ciertas cosas y obviar el hecho de que mi nuevo boss sea una fuente tan inmensa de inspiración. No lo sé, escribir sobre la vida en el Pret no comportaba demasiados dilemas pero mi futuro como fotógrafo ya es otra cosa, que estamos hablando de un trabajo donde no tengo que llevar uniforme ni gorra y donde me afeito cuando me apetece. Bueno, supongo que simplemente será cuestión de ir con un poco más de tacto y ya está, pero sin dejar de comer chuches.
Por cierto, que ahora ofrezco servicios fotográficos integrados, máxima seriedad y profesionalidad (artículo en el blog por un 10% más).

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