Hace cosa de un mes, Adolfo y yo decidimos convertir la selva que teníamos en casa en un jardín aceptable. De manera que mis fines de semana siempre empiezan vestido con pantalón corto, sin camiseta, un sombrero de paja en la cabeza y un palillo en la boca. Adolfo va normal.
Nos lo hemos estado currando, hemos plantado césped nuevo y todo, pero hay que decir que hemos intentado seguir la ley del mínimo esfuerzo. Tanto él como yo tenemos claro que el verano que viene no estaremos aquí, por lo que sólo podremos aprovecharlo los próximos tres meses y lo que pase a largo plazo con el jardinito nos la trae floja (total, cuando nos vayamos nadie se ocupará de él).
Por ejemplo, hemos plantado el césped, pero si en las instrucciones del paquete de semillas ponía que tenías que seguir unos siete u ocho pasos diferentes, nosotros decidimos pasar directamente del primero al último. Vaya, que removimos tierra y plantamos las semillas y listos (y un poco de fertilizante para quitarnos la mala conciencia).
De todas maneras el césped ha salido bastante bien, aunque tuvimos un problema. Quien dice problema dice compañeros de casa subnormales.
A los dos o tres días de plantar las semillas yo me fui cinco días de visita a Can Fanga. Cuando volví lo primero que hice fue ir a mirar cómo evolucionaba nuestra obra y enseguida noté que alguna cosa no iba bien. Resulta que Metalboy dejaba la casa el fin de semana que yo estaba en Barna y decidió hacer una barbeque de despedida.
Barbeque que se hizo encima de la tierra arada. El pobre Adolfo se llevaba las manos a la cabeza y les decía que dejasen de pisar, pero el pobre tiene tanta cara de buen chaval que nadie le hacía caso. Cuando me lo explicó le dije “Tío, es que hay que decirlo más”.
O sea que en la zona de alrededor de la bbq no hay césped. Bueno, sí que hay, pero como dice Adolfo “parece pelo de muñeca vieja”.Pero vaya, más peor para ellos, porque yo volví de Barcelona con 26 kilos de butifarra en la maleta con vistas a hacer una gran barbeque familiar, pero ahora de bbq pa la family nada de nada. De hecho supongo que de butifarra debían ser 18 o 19 kilos, el resto eran fuets y chorizos y 14 latas de fabada. Ale, castigados a oler el aroma y escuchar mis explicaciones de las maravillas de la butifarra negra y las delicias de la butifarra con setas mientras como con mis colegas.
Por ejemplo, hemos plantado el césped, pero si en las instrucciones del paquete de semillas ponía que tenías que seguir unos siete u ocho pasos diferentes, nosotros decidimos pasar directamente del primero al último. Vaya, que removimos tierra y plantamos las semillas y listos (y un poco de fertilizante para quitarnos la mala conciencia).
De todas maneras el césped ha salido bastante bien, aunque tuvimos un problema. Quien dice problema dice compañeros de casa subnormales.
A los dos o tres días de plantar las semillas yo me fui cinco días de visita a Can Fanga. Cuando volví lo primero que hice fue ir a mirar cómo evolucionaba nuestra obra y enseguida noté que alguna cosa no iba bien. Resulta que Metalboy dejaba la casa el fin de semana que yo estaba en Barna y decidió hacer una barbeque de despedida.
Barbeque que se hizo encima de la tierra arada. El pobre Adolfo se llevaba las manos a la cabeza y les decía que dejasen de pisar, pero el pobre tiene tanta cara de buen chaval que nadie le hacía caso. Cuando me lo explicó le dije “Tío, es que hay que decirlo más”.
O sea que en la zona de alrededor de la bbq no hay césped. Bueno, sí que hay, pero como dice Adolfo “parece pelo de muñeca vieja”.Pero vaya, más peor para ellos, porque yo volví de Barcelona con 26 kilos de butifarra en la maleta con vistas a hacer una gran barbeque familiar, pero ahora de bbq pa la family nada de nada. De hecho supongo que de butifarra debían ser 18 o 19 kilos, el resto eran fuets y chorizos y 14 latas de fabada. Ale, castigados a oler el aroma y escuchar mis explicaciones de las maravillas de la butifarra negra y las delicias de la butifarra con setas mientras como con mis colegas.
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Versión original del vídeo aquí.
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