martes, julio 28, 2009

Un post corto en tota regla

Fragonetapower: Es que hay una cosa que tienes que saber flanagan, las mujeres cuando tenemos la regla nos compramos ropa.

Flanagan: ¿Y os la compráis de color rojo?

Fragonetapower: Jajaja, Siiiiiii, mira, unos zapatos de tacón rojos!

Flanagan: Claro, así si caen gotitas no se nota.

Fragonetapower: (...).

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sábado, julio 04, 2009

Flower power in da pared

Si el viento te viene en contra

cuando los tiempos sean duros,

que siempre haya una mano

donde te puedas agarrar.


Que no haya (nosequé, nosequé)

atajos, ni trampas,

que no te falten buenos amigos,

que tengas la mente en paz.


Si la vida es injusta y alguna vez te hace

dudar, no te fallen fuerzas para poder

continuar.


CARPE DIEM (al lado de un ying-yang azul)

Lánzate! (al lado de un sol, una florecilla y un símbolo de la paz de aquellos copiados de la Mercedes)


Estas son las inscripciones y dibujitos que la hippy que vivía en mi habitación se entretuvo en pintar por las paredes con tizas de colores.

Es que resulta que la hippy era arqueóloga y le dio una neura de arte rupestre. Seguramente los habitantes de Altamira también debían ser unos cumbas en versión neardental que les daba por ensuciar paredes, y cuando los homo sapiens llegaron a la cueva les debía tocar la moral tenerla que pintar toda de nuevo y decidieron que era mejor inventar la cabaña de planta circular y pasar de hacer reformas.

A mí me ha tocado pintar de nuevo, que vivir en cabañashoy en día ya no se considera tan innovador, y doy gracias al señor titanlux por haber inventado la pintura “una sola capa”, aunque en los trozos con grafitis han hecho falta dos… no subestiméis nunca el poder de una cumba con tizas de colores.

Y tampoco es que el mensaje de los grafitis me pareciera mal, simplemente es que igual quedarían mejor escritas entre fotografías de la SuperPop en la carpeta de una adolescente que al lado de mi armario.

En principio la habitación la tenía que pintar ella, pero pensé que igual lo entendería mal y se dedicaría a repasar con las tizas de colorines los trozos que aún estaban blancos. De manera que le propuse que si dejaba la mesa que tenía pensado llevarse ya la pintaría yo. Al fin y al cabo aún he podido sacar algo de provecho.

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UPDATE:

La Fragonetapower me acaba de decir que los mensajes cumbas de la pared eran estrofas de Viatge Llarg de SAU. Uala que fuerte.

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viernes, junio 26, 2009

That's harder than Michael in a kindergarten

Las superestrellas no mueren, sólo lo hacen ver, principalmente para evadir impuestos y tal. En el caso de Miguelito simplemente se ha vuelto a poner moreno y ahora está en la India poniendo a punto su Girly Man Live Tour.

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Cuando sabes que eres el puto amo? Cuando eres capaz de hacer bailar a 1500 presos filipinos. Yep, el rey titus, el rey… Creedme, cualquier día de estos nos lo encontramos en el autobús.

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sábado, junio 20, 2009

New Fuckland Manor

Los mitos no mueren nunca… El espíritu de Can Fuckland sigue vivo y montamos una sucursqal en Gràcia.

La Muppetina resulta que es la chavala de quien takinovergé mi habitación en Can Fuckland, y que resultó ser de Barcelona. Es geóloga. Y qué es ser geóloga? No lo sé, nadie lo sabe, pero si le enseñas una piedra te dice de qué tipo es. De hecho, es hidro-geóloga, o sea que supongo que si le enseñas un vaso de agua también te puede decir de qué tipo es. Actualmente está trabajando en el primer mapa hidrográfico de Cataluña, si algún día tenéis que ir a algún pozo en concreto le podéis preguntar cómo llegar.

En su tiempo libre estrena cuerpo y mente. Estudia francés en la escuela oficial de idiomas (cruasán, canapé, suflé y café olé) y practica deportes originales e inverosímiles. Ahora creo que compagina Tai Chi, trapezio y frisbee. Sí, he dicho frisbee, y encima sabed que se juega por equipos. Seguramente son todos geólogos.

La Fragonetapower no vivió propiamente en Can Fuckland, pero vino de visita un verano, así que también fichó. Se gana las habichuelas de traductora y se las gasta haciendo escalada y cursos varios de especialización, como uno que hizo para aprender a hacer un nudo especial en el cable del secador y que sirve para colgarlo en el toallero. También es aficionada a la afonía y a las anginas, pero eso lo practica con menos entusiasmo.

Aún así, y gracias a Dios, New Fuckland Manor sólo comparte inquilinos con su referente inglés, aunque en lugar de ser cien y la madre que nos parió sólo somos tres. Nuestro nuevo pisito tiene una bonita cédula de habitabilidad en regla, tiene balconcito (al que yo me refiero como “la terraza” o “el patio”) en lugar de jardín y por lo tanto espero no encontrarme ni artrópodos mutantes ni toasts aux souris, como máximo alguna paloma moribuda despistada.

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viernes, mayo 15, 2009

Garrul Nation

- Uala, eres psicóloga! Pues a ver como analizarías esto tu que eres psicóloga, que llevo días dándole vueltas. Por que yo la semana pasada fui a la disco y me enrollé con un tío, sabes, y al final el me pidió el teléfono pero no me ha llamado ni nada. Tu como interpretarías esto?

Humm... a ver, déjame pensar...

viernes, abril 24, 2009

The way of the yoya (5 de 5)

Un poco como el jefe supremo del ejército de la cinta roja, acabé interponiendo mis intereses personales por delante de la dominación mundial.
Me ofrecieron hacer una sustitución en el tercer trimestre en un instituto de Horta, lo que supuso un saneamiento considerable de mi economía, pero también supuso que mi tiempo libre se redujera exclusivamente a lo necesario como para comer, cagar y dormir. Es lo que pasa cuando no puedes tener a los niños entretenidos a base de flexiones y te tienes que preparar las clases. Algún día igual explico las aventuras de profe, que de momento resumiremos en que tenía un alumno esquizofrénico bajo medicación, unos cuantos más sin medicación y un jefe de estudios que no acababa de tener claro que se tiene que cagar
dentro de la taza del váter (no, no es ninguna metáfora).
Los tres meses de docencia intensiva impidieron que aquél verano me examinase para cinturón negro, pero lo que no sabía es que aquella sólo sería la primera prórroga. Unos compañeros de la universidad decidieron ir a vivir unos meses a Londres antes de iniciar las respectivas carreras profesionales y yo me apunté.
Dejar de practicar karate me tocaba la pera, pero total Londres tenía que ser cuestión de dos o tres meses y no había para tanto. Y también me sabía mal dejar de ver a los compañeros, sobretodo porque había uno al que no volvería a ver más.
Peluco era sin duda uno de los mejores de nuestro dojo, una de aquellas personas que tiran adelante y si hay algo en el camino que les molesta simplemente lo apartan y siguen recto. Pero por desgracia no pudo apartar el coche que se saltó el stop y se cruzó delante de su moto. Se mató dos semanas antes de que yo me fuera a Londres y en cierta manera por eso fue más fácil de digerir, porque yo ya había dejado de ir al dojo. Supongo que para la gente que aquél día había entrenado con él y que al día siguiente vieron que no venía debió ser más duro.

Ironías de la vida, el entierro se celebró al día siguiente de mi cumpleaños. Cuando me lo dijeron, por un momento pensé en cambiar la cena de cumpleaños de fecha, pero entonces sentí cómo Peluco me decía en la oreja “Pero mira que eres maricona” y cambié de opinión. Él no era de los que se van a dormir pronto y no tenía en demasiada consideración al quién lo hacía, así que decidí celebrar la cena, me fui de fiesta, pasé por casa a ducharme y fui hacia la playa. Aún hacía calor y se estaba a gusto en karategi, hicimos un poco de clase, lloramos y dejamos a Peluco en el fondo del mar. Cada setiembre repetimos el entreno, pero ya no lloramos.
Una vez en Londres empezó el declive físico. Yo me esforcé en mantener una rutina de entreno, siempre que
la meteorología lo permitía, pero el footing y algunas flexiones y abdominales no conseguían sustituir al Yoya’s Gym. Después encima vino la operación de cu… de cóccix, que supuso ocho meses sin poder hacer deporte y consecuentemente un holocausto apocalíptico por lo que respecta a mi forma física. Por suerte me recuperé justo a tiempo para poderme hostiar con Christopher con garantías, pero el episodio de karate a muerte en un callejón de Ipswitch puso de manifiesto que hacía falta ponerle remedio a la protobarriguita. Aquella misma noche, mientras discutíamos remedios caseros para quitar manchas de sangre de la ropa, acordamos con Bakerin que empezaríamos a entrenarnos juntos. Meses después de conocernos habíamos descubierto, por sorpresa mútua, que los dos éramos karatetas. Había llegado la hora de volver al recto camino del guerrero.
Fuimos al corazón de China Town, buscamos la tienda de artes marciales con
el nombre más guai que encontramos y nos procuramos un Strike Shield (“Pao” para los amigos). El primer día entrenamos en casa de Bakerin, pero sus vecinas octogenarias nos dijeron que las personas civilizadas no hacían tanto ruido a la hora del te, así que tuvimos que abortar. El segundo día nos entrenamos en Regent’s Park sin problemas vecinales. El tercer día… Bakerin decidió que ya estaba suficientemente fuerte y que no le hacía falta entrenarse más, lo que era un problema grave si tenemos en cuenta que para entrenarte con un Pao hace falta que alguien te lo aguante. My gos in a pos.
Por suerte la indemnización de Christopher llegó justo a tiempo para adquirir un
saco de boxeo y poder seguir entrenando, y esto hizo que Bakerin se volviera a animar y se apuntase a la fiesta de los sábados. Básicamente nos limitábamos a correr un poco y hacer unas series de saco, pero de tanto en tanto nos mirábamos para repasar técnica básica.
Finalmente la etapa londinense se acabó. Me dio pena clausurar el mini-dojo y vender a Christopher, pero de todas maneras siempre había sido una solución temporal. Era hora de volver a las viejas rutinas, viajar al culo del mundo y volver al Yoya’s Gym.

El Yoya’s
había cambiado, pero por suerte la gente seguía siendo la misma. Lástima que para mí sí que había pasado el tiempo y tuve que sudar la gota gorda para coger el ritmo. Y entonces, un mes después de volver, fue cuando el sensei nos dijo a mí y a Líder que al cabo de una semana nos examinábamos de cinturón negro.
Mi teoría es que Peluco nos echó una mano, pero la cuestión es que conseguimos el cinturón, que es muy útil porque combina con todo y con el karategi blanco queda monísimo tú.

Cuando llegué a casa cené una carretilla de ensalada para celebrarlo.

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The way of the yoya (1 de 5)

The way of the yoya (2 de 5)

The way of the yoya (3 de 5)

The way of the yoya (4 de 5)


miércoles, abril 01, 2009

Marcando paquete

La publicidad es el segundo presupuesto mundial, sólo superado por el militar, lo que se podría discutir si tenemos en cuenta que los militares utilizan una buena cantidad de publicidad.
Primer fue un anuncio “anónimo” sobre un clavo de mala calidad que aguantaba mal una herradura y entonces un caballero se quedaba sin poder ir a la guerra y entonces el reino se iba a la mierda porque el clavo no era ni Nike ni Dolce & Gabbana. Personalmente, soy republicano.
Después fueron la Danone y similares que después de sus anuncios recalcaban que ellos no fabrican sus productos para otras marcas. Como por ejemplo Actimel, aquél derivado láctico con fermentos que no tiene ninguno de los efectos beneficiosos que utilizan para promocionarlo.
Ahora Cuatro y Telecinco airean espots donde dicen que están al lado de las marcas de toda la vida. Sí, las mismas marcas a las que facturan anuncios de toda la vida.
Tocacojones varios… Hacendado ES una marca. Buena, bonita y barata.

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jueves, marzo 05, 2009

Venía por lo del bodorrio (Full Pepito)

Finalmente conseguí llegar a Valencia City y meterme en un coche repleto de colegas. Me habían venido a buscar en un Porsche (fíjate tú), pero habían cometido la irresponsabilidad de dejarlo en manos de Tron y por lo tanto la cosa podía acabar con un desenlace muy RENFE.

Tron es muy buen chaval y mejor persona, hasta se podría comentar que como está estudiando para pilotar aviones es una persona indicada para llevarte de un punto A a un punto B, pero argumentar esto sería... Porque Tron es muy buen chaval y mejor persona, pero a veces le gusta copular con coches. Mira tú, de vez en cuando los coches de delante se paran, por razones tan sorprendentes como pueden ser los semáforos en rojo o los pasos de peatones, pero Tron lo ignora y usa su propio coche cual dildo herculiano para encularlos con ganas. Simplemente dice que no los ve. Un coche. Grande. Con cuatro ruedas y tal. No se da cuenta de que paran.

Yo ya le tengo dicho que se podría tomar unos cubatas antes de hacerlo, o esperar a algún día con niebla, para tener como mínimo alguna excusa para contar a los polis, pero él dice que no se avergüenza y que además si lo hiciera cuando ha bebido lo tendría que hacer demasiado a menudo.

Gracais al prodigioso ABS del Porsche llegamos a can Bakerin con algún incidente pero sin ningún accidente, con el tiempo justo de comer algo antes de engalanarnos y ponernos en bodorrio mode. Un síntoma inequívoco de que la cosa empezaba a mejorar era que la madre de Bakerin nos había hecho pepitos para comer.

La cocina valenciana está llena de tópicos, pero por alguna razón el pepito es una delicia olvidada. Cuando aún no hacía ni un año que conocía a Barkerin y estábamos compartiendo habitación en la mítica Bowden, después de ir de visita a Valencia se presentó con un tupper aceitoso que su madre le había preparado para sus amigos de Londres. El pepito es algo así como un poco de pan de briox/pan de leche/pan de frankfurt relleno con una samfaina valenciana, pintado con huevo y frito. Evidentemente después de comer tres o cuatro te estás un par de días sin hacer aquello que comentan tanto en los anuncios de Activia con bífidus activo, pero vale la pena.

Masticando aún el último pepito me vestí, preparé el equipo y me dispuse a empezar a fotografiar a Bakerin en pleno ritual de noviotización, pero entonces él me señaló el cuello y me preguntó dónde coño estaba mi corbata. Concretamente estaba en Barcelona, en el tercer cajón para más detalles, y es que había decidido hacer un Lauren Postigo y no llevarla. Por desgracia ni Bakerin ni ningún otro tío de la boda estaba al corriente del tal Lauren. Suerte que mi madre me había hecho desistir de la idea de calzarme las bambas y había llevado los zapatos normales, que Emilio Aragón tampoco les debía sonar demasiado.

Tampoco había para tanto, que a mí también me decepcionó que en el menú del banquete no hubiera ni paella ni horchata y no dije nada, aunque hay que decir que como testimonial representación autóctona los invitados se aseguraron de que hubiera arroz a tuttiplen para recibir a la pareja ya casada. De hecho el lanzamiento de arroz se convirtió más bien en un concurso para ver quien acertaba más veces a Bakerin con la boca abierta. Es lo que pasa cuando la gente lleva a la paella en las venas y cuando tus amigos son más putas que los de la novia. Aún gracias que se reprimieron y no lanzaron ni escamarlanes ni bajoquetes. Ah, y tampoco hubo ningún show con asno en todo el día, pero eso ya me lo esperaba.

Al final todo fue bien, yo me tuve que estresar un poco con las fotos, sobretodo gracias al pavo que hacía el vídeo, que aunque era una bellísima persona no paraba de tocarme los webs con su luz anaranjada y con su manía para pedir posados a los novios que simplemente llamaremos “de estilo clásico”. También me estresé un poco con la señora de edad avanzada que se me acercó hacia el final de la noche y me dijo, a una distancia mucho más corta de la estrictamente necesaria para una correcta audición, “Hazme una foto donde salga guapa, muy guapa, muy guapa, que quiero regalársela a mi novio”. Supongo que debe ser el mismo tipo de estrés que nuestro señor sentía cuando le pedían que multiplicara los panes o caminase por encima del agua. Yo simplemente decidí que era el momento de guardar el equipo y coger una copa.

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Venía por lo de la mamada (Intro)

Venía por lo de la mamada (Full Guateque)

Venía por lo del bodorrio (Intro)

lunes, febrero 16, 2009

A robar carteras

Cuando abandoné mi pueblo natal para ir a Barcelona me di cuenta de que Can Fanga era un pueblo demasiado grande para ir a todos lados a pie. Aunque en aquellos tiempos los barceloneses aún tenían que descubrir que el carril bici era algo más que una zona de carga y descarga para taxis, yo en mi clarividencia rural vi la solución a mis problemas. A pesar de tenerme que adaptar a la dictadura de un ingenio curioso llamado semáforo, la bici se convirtió en seguida en mi Rocinante fiel.
Por desgracia mi bici de marca desconocida pero con una inscripción muy guay que decía “Top Bike”, cayó en las garras de algún cabronazo que me la chorizó del parking de la universidad. El único consuelo que me quedó era que como siempre le quitaba el sillín, de hecho alguna gente me conocía como “el que siempre lleva un sillín en la mano”, quizás el chorizo en cuestión sufrió algún incidente relacionado con esto.
A los dos días ya tenía otra bici comprada a un compañero de teatro, que me duró hasta que otro chorizo sodomita se fijó en ella. Después de eso pensé que tenía que poner freno a mi colección de sillines de bici. Fui al Pro Bike, me gasté los cuartos en una bici guapa y después me hipotequé para comprar los dos candados más bestias que encontré. La idea es que, hagas lo que hagas, toda bici se puede robar, pero digamos que con el tiempo y el esfuerzo que requiere rebentar mis candados sale más a cuenta ir a pispar otra, preferiblemente con sillín.
A pesar de tener que ir carreteando a todos lados el peso de la tranquilidad, el nuevo sistema dio buenos resultados. Aun así, a menudo solía hablar con nuestro señor para pedirle que velara por la bici y que sobretodo no permitiera nunca que pillara a un pispa in fraganti, ya que llegado el caso se va aver un fojón que no sabe ni dooonde sa metio. Hace cinco días nuestro señor decidió divertirse un poco.
Yo iba a coger la bici, encadenada a una farola, cuando me di cuenta que había un sujeto mirando la bici. Ralenticé el paso y, efectivamente, el pavo se agachó y empezó a chafardear con el candado.
Muchas veces, después de dejar mi apreciada Merida con suspensión, portaequipajes, manillar de doble altura, sillín de gelflex recubierto con una funda extra, timbre (de los de verdad, de los que hacen ring-ring, no de los que hacen ping-ping), smartled rojo posterior con 180º de cobertura, cat eye blanco frontal y reflectores de los colores correspondientes cubriendo los 360º… a menudo digo, después de dejarla atada a alguna farola, pensaba en cómo me gusta y en cómo me jodería perderla. Lo cual me llevaba a pensar cómo reaccionaría en caso de pillar al pobre infeliz que lo intentara.
En mis pensamientos los pispas siempre eran tíos muy chungos, que robaban bicis los días en que hacían fiesta de vender droga y extorsionar putas, y entonces yo llegaba por detrás, les daba un par de leches por sorpresa, decía alguna frase original y después la poli me daba una medalla y el pispa quedaba traumatizado y se hacía monje o algo.
En cambio llegado el momento, aunque me iba acercando al cabronazo que me quería robar la bici, no acababa de ver claro eso de reventar al pobre desgraciado. De manera que opté por pasar directamente a la segunda parte y decir la frase original.
En estos casos, y sin haberlo preparado, la elocuencia no es demasiado acertada y lo único que se me ocurrió fue un Qué, ¿quieres que te eche una mano, cabronazo? Evidentemente el tono debía ser irónico e intimidatorio, pero no lo debí acabar de acertar porque el pispa se levantó y se quedó mirándome con cara de preocupación, pero más bien porque parecía que se pensara que efectivamente le quería ayudar y él no tenía ningunas ganas de partirse el botín.
Como el pispa me seguía mirando pensé que se esperaba alguna explicación más por mi parte, de manera que le aparté de la bici al mismo tiempo que le decía “ ¡Que no me robes la bici, cojones!” en un tono Barrio Sésamo de lo más didáctico, para que le quedase claro que efectivamente era el propietario y robar bicis es malo.
El empujón que le di era de buen rollo, para que hiciera un paso atrás, entendiera el mensaje y se fuera. Digamos que no tenía ningunas ganas de que el señor ladrón se sintiera lo suficientemente ofendido como para decidir pelearse, de manera que la idea era que el empujón no degenerase en nada más. Pero el señor ladrón además de ladrón era un poco friki y en lugar de dar un paso atrás y ya está empezó a dar pequeños saltitos y a perder el equilibrio progresivamente. Recorrió unos dos metros así, tiempo en el que yo tuve tiempo de pensar “Ay, pobre hombre pero ¿qué hace?”, “Ay, a lo mejor le tendría que ayudar, que parece que se va a caer de culo“ y “Qué cojones le voy a ayudar, ¡que me quería robar la bici!”.
Efectivamente acabó en el suelo, pero entonces ya estaba claro que como mínimo no teníamos que preocuparnos por si se ponía violento. Y volvíamos a estar igual, él mirándome como esperando que dijera algo y yo preguntándome porqué cojones no se iba de una vez en lugar de quedarse a escuchar mis consejos.
Y yo, en un estallido de elocuencia “¡Que no me robes la bici coño!” y él, en una demostración de moralidad “Bueno, bueno, que a mí ayer también me intentaron robar la mía y yo no me puse así”. Perfecto, además de tener reflejos es catedrático de ética y filosofía.
Supuse que era inútil entrar a discutir la lógica de lo que me acababa de decir, asumí que era verdad y que el pobre al ver que le robaban la bici sólo había dado unos pasos atrás para acabar cayendo de culo, y me limité a ser simple y directo “Pues mira, a mí me toca la pera que me intenten robar” y el muy cabrón me respondió “Vale, vale, pero no me empujes ¿vale?” como si yo estuviera siendo muy mal educado.
Como evidentemente no me apetecía sentarme a discutir tranquilamente el asunto, que parecía ser el que esperaba, le dije que se fuera a cagar y me puse a desencadenar la bici para irme. Él se levantó y se volvió a quedar de pie como preguntándose donde tenía que ir a cagar exactamente, y mientrastanto yo le iba controlando de reojo por si sacaba un hacha o algo. Hasta que no le dije “¡Que te vayas coño!” no le quedó claro que ya tenía permiso para irse.

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martes, enero 13, 2009

Venía por lo del bodorrio (Intro)

De todos es sabido que los fabricantes de salchichas de frankfurt y los fabricantes de panecillos para frankfurt tienen un pacto secreto según el cual los panecillos siempre se venden en bolsas de séis pero las salchichas sólo en paquetes de cinco. Qué panda de cabrones.

Esta estrategia va encaminada a hacernos entrar en un bucle consumista que nos obligue a comprar más salchichas y panecillos para intentar llegar a la paridad. Una estrategia muy bien pensada en algún despacho de aquellos donde hacen brainstormings y otras mariconadas, si no fuera porque es más fácil coger Nocilla y hacerte un bollycao casero con el sexto panecillo y ya está. De todas maneras supongo que esto más que una victoria de la inventiva ciudadana es un éxito de la Nocilla, que debía hacer otro pacto aún más secreto con los de los panecillos a espaldas de los de las salchichas. Qué panda de cabrones.

Lo que no es tan conocido es que los fabricantes de maletas y los fabricantes de cosas tienen un pacto parecido. No sé bien bien cómo funciona exactamente, pero el hecho es que las cosas no acaban de encajar nunca dentro de la maleta. En mi inocente juventud intenté paliar el problema a base de coleccionar maletas y bolsas de medidas y formas correlativas, pero esto evidentemente no solucionó nada, porque los fabricantes de cosas siempre van un paso adelante para que la maleta que ya tienes no te sirva. Qué panda de cabrones.

La cuestión es que yo iba a Valencia para tres días, de manera que me hacía falta poca ropa, pero iba para la boda de Bakerin y L (esposa en prácticas, supongo) y además era el fotógrafo, o sea que también tenía que llevar el traje y el equipo. Esto de entrada ya comportaba llevar el traje a parte en una bolsa de esas especiales para que no se arrugue, y para el resto entraba en juego el pacto maleteros/fabricantes-de-cosas.

Si utilizaba una maleta lo suficientemente grande para el trípode de todas maneras no era lo suficientemente ancha para poder meter la bolsa con el equipo fotográfico, y si utilizaba una maleta lo suficientemente ancha para todo entonces con la poca ropa que tenía que llevar no la acababa de llenar y todo corría peligro de acabar mezclado y chafado. Además mi bolsa super guay para llevar trajes, que me había regalado mi tía y que no me había hecho falta nunca antes, se ve que estaba dotada con un dispositivo que la teletransportaba a otra dimensión en caso de que te hiciera falta. De manera que acabé con la ropa en una maleta pequeña, el trípode atado precariamente a la maleta, la bolsa con la cámara colgada a la espalda y con la mano libre aguantando una percha con el traje cubierto por un plástico cutringui del todo a cien.

A base de hacer un tetris in progress con mis cosas conseguí llegar hasta el tren, me puse cómodo y me dormí con la tranquilidad que da saber que una vez en Valencia me vendrían a recoger a la estación y ya no tendría que pasar más penurias. Pero no conté con que estaba viajando con la RENFE.

Me desperté en una estación, pero con la preocupante sensación de que había dormido menos de lo que hace falta para llegar a Valencia, y es que estaba en Castellón, la vía estaba cortada y el resto del trayecto lo teníamos que hacer en autobús. La explicación oficial era que un tren de mercancías había descarrilado… días más tardes me enteré que la realidad era que Efak había pasado por el mismo sitio hacía unas horas (que aquél día las bodas estaban de oferta) y había hecho alguna gamberrada. Volví a montar el puzzle del equipaje y me puse a hacer una hacer cola para el autobús. Evidentemente llovía.

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Venía por lo de la mamada (Intro)

Venía por lo de la mamada (Full Guateque)

lunes, enero 05, 2009

Feliz año y tal...

Estimados colegas, la temporada de turrones ya se acaba y no quería dejar pasar la ocasión para hablaros de mi gran descubrimiento. La eco-bola irisana, una bola de plástico con cerámicas que limpia la ropa sin necesidad de detergente. Incredible but ciert, lo he probado y funciona, es más, deja la ropa aún más limpia y con colores más vivos y ¡sin generar fosfatos ni cosas oiga! Ale, a dejar de gastarse el dinero en detergente, que es mejor para el mundo mundial y para tu bolsillo. Available en herboristerías y tal (y no, no voy a comisión).

A parte de esto he comido muuuuchos dulces y hasta quedé con Bakerin y L, que tuvieron la gentileza de perder un vuelo a NY y comprar otro para el día siguiente desde Madrid, donde me reuní con Amparo y Conejito y los dos invitados espontáneos. Evidentemente me supo mal por ellos, pero también me hizo mucha ilusión.

Sea como sea, que tengáis un 2009 la mar de guay, y espero que no tengáis la misma maldición que yo y que los reyes os traigan cualquier cosa menos pijamas.

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