martes, diciembre 18, 2007

El Dios del Templo del Metal


Hablé de La Diosa del Templo del Metal, que ciertamente lo era, pero aquello fue una sorpresa. Agradable pero circunstancial.
Lo realmente pintoresco de The World's End es su Dios. Los griegos le llamaban Dionysos, los Romanos le conocían como Bacchus, Bakerin y yo le llamábamos El Dios del Templo del Metal y el resto de la gente se refería a él como “aquél pavo que se parece a Rappel en versión Punkie Brewster y que se está bebiendo la cerveza de otro”.
No había hablado antes de él porque sinceramente pensaba que la había diñado. Le descubrimos al poco de llegar a Londres y no le volvimos a ver hasta hace un par de meses, antes de volver a Barcelona. Me alegró ver que aún camina… o que como mínimo se aguanta de pié.
Es, sin lugar a dudas, un prototipo de tronado de Camden común. Que quiere decir que está un poco majara plus lleva un rollo gothic/tatoo/pearcing. El tema de los tatoos lo lleva bien, el del piercing también, pero lo del gothic no lo acaba de dominar porque lleva pulseras y collares de color y chupetes colgando y un chaleco imitación de piel de oveja. Lo justo para dejar claro que gótico sí, pero tronado también.
Hay gente que tiene ideas brillantes, como por ejemplo “podríamos aprovechar los millones de toneladas de neumáticos de coches que se tiran cada año para procesar un material aislante para la construcción”, o como “y ¿qué tal si, en lugar de tirar las medicinas que nos sobran, montamos una ONG y las llevamos a Senegal?”. La idea de Nuestro Señor del Metal fue “¿porqué no aprovechamos todos los restos de bebida que quedan en los vasos del pub para coger una mierda descomunal?”
Evidentemente es un pavo que no se encuentra en un excelente estado, ni físico ni mental. Pero no sabría decir si ésta es la causa de su comportamiento, o al contrario, es su costumbre alcoholico-recicladora la razón de su dificultad para mantener el sentido y el equilibrio. Suerte que como mínimo el equilibrio lo controla un poco cogiéndose a la barra del pub como referente.
Su técnica es sencilla y efectiva. Él se queda en una esquina de la barra, concretamente en su esquina, en la que estoy seguro que colgarán una placa conmemorativa cando él se muera (entre otras razones porque muy probablemente la diñará allí mismo). La esquina es el centro de operaciones, de tanto en tanto va a hacer la ronda y se hace con todos los vasos y botellas de los clientes que se las han acabado, entonces vuelve a su esquina, vierte todos los restos de cerveza en un vaso (el primero que ha recogido, supongo) y tachán! Ya tenemos media pinta de cerveza by the face.
A medida que avanza el reciclaje a veces opta por conservar dos vasos y verter cervezas claras en uno y las más oscuras en otro, que no es cuestión de mezclar sabores. Y si alguien se deja los restos de un pollo y patatas take away tampoco tiene manías y pica un par de patatas.
No hace falta decir que los trabajadores del pub le deben querer bastante, porque mientras él está en el local no se tienen que molestar demasiado en salir de la barra a recoger vasos. Y parece ser que esto a él le da suficiente confianza como para llamar la atención a algún camarero despistado que comete el error de recoger una cerveza medio llena, que oportunidades así no se deben dejar pasar.

Fig. 1: El Dios del Templo del Metal en su esquina de la barra controlando la sala con un ojo avizor. Cabe puntualizar que ha cambiado el chaleco blanco de lana de oveja por un modelo más veraniego, cosa que compensa con unas esposas XXL chorizadas del pasaje del terror.


Fig. 2: El Dios del Metal vuelve de hacer la ronda. En la barra se puede apreciar la mano de un camarero, que se dispone a retirar las botellas y vasos que el Dios ya había acercado en rondas anteriores.


Fig. 3: Yupi! Birra by the face!

Fig. 4: Arriba, abajo, al centro y padentro.


Fig. 5: Ejemplo de la misma técnica pero con dos vasos (reciclaje selectivo).

domingo, diciembre 16, 2007

domingo, diciembre 09, 2007

Always touch in and touch out


En Londres los billetes del metro y bus los cargas en una tarjeta magnética, la Oyster Card (la Tarjeta Ostra).Siempre me había estrañado el nombre y no era capaz de entender qué relación podía tener un trozo de plástico azul con un molusco. Ayer, mientras fregaba los platos, vi la luz.
A alguien muy influyente de Transport for London le gustan las mismas películas que a mí.
La Oyster es de color azul…
Es una ostra de color azul…
Es una blue oyster…
The Blue Oyster… La Ostra Azul!!! Caguen Diós!!! O_o lol :) :D XD!!
Na niano nano naaaa...




martes, diciembre 04, 2007

Mallorca, ecstasy & lotion (Las historias de Tron)

En Mallorca nos estuvimos bastante rato viajando arriba y abajo, por suerte nuestro coche venia con un Tron de serie que te contaba historias entretenidas…



Historia 1: “Los pilotos son unos capullos”
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“Pero Tron, si tu estás estudiando para ser piloto”, “Ya, si cuando lo sea también seré un cabrón, pero es que ahora me toca los huevos”.

Resulta que Tron es el encargado de preparar los aviones de Air Messerschmitt para volar (combustible, comida, azafatas cachondas…) y para hacer esto tiene que hablar con los pilotos para saber el plan de vuelo y cuanto combustible necesitan. Lo que pasa es que muchos pilotos son antiguos oficiales de la Luftwaffe que se han pasado al transporte civil porque ya no les dejan bombardear Londres, pero continúan acostumbrados a ladrar las órdenes.

Un día Tron se encontró a uno especialmente capullo que le decía que estaban en Air Messerschmitt y que porqué no le hablaba en alemán. Tron le dijo que sobretodo porque no sabía, y también porque el idioma internacional en aviación es el inglés y es el único que está obligado a hablar. El piloto le volvió a pedir que hablase en alemán y Tron le pidió que se fuera a la mierda.

Durante los cinco minutos siguientes el piloto se estuvo quejando de Tron a Control, durante los cinco segundos siguientes Tron explicó a Control lo que había pasado, después Control se pasó diez minutos preguntándole al piloto porqué era tan capullo y finalmente Control mandó a Tron de nuevo al avión. Él muy educadamente dio las gracias al piloto por el descanso de 15 minutos, en inglés.

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Historia 2: “Los pasajeros son unos capullos”

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Pues resulta que había retrasos en los vuelos y los pasajeros que esperaban para embarcar empezaban a mostrar síntomas esquizofrénicodepresivos, de manera que Tron (defender of the nenas) decidió echar una mano a las azafatas (cachondas) y se ofreció a anunciar la buena nueva de que nadie volaba hasta al cabo de un dos tres responda otra vez. Uno de los pasajeros esquizofrénicodepresivos, que no se había tomado ninguno de los tranquimazines que regalaban en los mostradores de facturación, fue hacia Tron, le cogió del cuello de la camisa y le dijo “Tú no te vas de aquí hasta que me digas cuándo sale mi vuelo”. Tron le cogió la tarjeta de embarque que le sobresalía del bolsillo de la americana y le dijo “Pues tú no vuelas” y se fue.

Una hora después, diez minutos antes de que los esquizofrénicoantidepresivodependientes entrasen al avión, Tron se acercó al tronado violento, que ya había dejado de sacar espuma por la boca y estaba muy triste porque no se podía cortar las venas con el trozo de vaso de plástico que había afilado. Le devolvió el billete (que Tron es un trozo de pan, un poco cabrón pero pan) y el colega le prometió que su primer hijo varón llevaría su nombre.

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Historia 3: “Los ingleses son unos capullos”

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Tron tenía su avión listo y cargado, a excepción de cinco pasajeros. Como nadie respondía a los avisos de megafonía, finalmente retrasaron el vuelo para buscar las cinco maletas y descargarlas. Cinco minutos después cinco hooligans borrachos se acercaban tranquilamente a la puerta de embarque. Tron avisó por el walkie-talkie de que dejasen las maletas tranquilas y después se giró hacia las azafatas (cachondas) y les dijo que cerraran la entrada al avión. A Tron no le gustan los hooligans. Cabe recordar que estuvo presente en el tema Christopher, donde se llevó un escupitajo con sangre y un puñetazo con cicatriz de regalo en el jeto (moraleja: no le devuelvas el móvil que se le ha caído a un pavo que está intentando pegar a un amigo tuyo). Se lo llevó todo sin pagar un duro, pero de todas maneras no se quedó satisfecho. Si a esto le añadimos que Tron se pasó dos años trabajando en un restaurante de Londres aguantando las exigencias pijas de ingleses pijos, pues probablemente se entiende porqué decidió equilibrar un poco la balanza a su favor.

Los guiris adolescentes llegaron cantando y empujándose y le presentaron las tarjetas de embarque. Tron los miró extrañado, miró los billetes extrañado, volvió a mirar a los hooligans y entonces, cuando ya empezaban a poner cara de preocupados, señaló por la ventana a un avión que despegaba y les dijo que aquél era su vuelo que se iba sin ellos y que buenos días y que adiós.

Cuatro dejaron de reír y el quinto se puso a llorar. Le empezaron a explicar que no tenían dinero para ningún otro billete y que sus maletas estaban en el avión y Tron les dijo que mala suerte, que tenían que haber embarcado a tiempo y que ahora se tendrían que esperar a que les devolvieran las maletas y que no le molestasen más que tenía trabajo. Se ve que los vuelos de avión van por tandas porque tiene que haber no se qué margen de tiempo entre vuelo y vuelo. Por eso si un avión no sale a su hora, aunque al cabo de 15 minutos esté listo, se tiene que esperar a que le puedan dar otro espacio en la pista. En este caso, y gracias a los niños borrachos, el avión se tenía que esperar cargado y con todos los pasajeros dentro una hora y media para poder despegar. Y éste es el tiempo que Tron tuvo a los hooligans esperándose delante de la puerta de embarque preguntándose si alguna vez volverían a ver a sus familias desestructuradas. Diez minutos antes de la hora Tron abrió la puerta y les dijo que pasasen para dentro volando, los hooligans dudaron entre si darle un beso en la mano o en los pies.

Lo que más me sorprende de cuando gasta estas putadas es que al final la gente le acaba dando las gracias.

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Historia 4: “Los polacos me caen bien, pero a veces son unos capullos”

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A Tron le había tocado recibir un avión de Central Wings, que se ve que es una compañía famosa entre los trabajadores del aeropuerto por las polacas que trae a Mallorca. Tron estaba admirando el material de importación cuando una pareja le pidió si les podía dar el coche del niño. Tron les explicó que las normativas del aeropuerto prohíben la utilización de los cochecitos en las pistas y que se tendrían que esperar a llegar a la Terminal. La mujer se le rebotó y empezó a exigir el cochecito, cosa que Tron se tomó bastante bien porque mientras escuchaba le iba mirando las tetas, pero entonces el marido también empezó a reclamar el cochecito y a gritar cosas en polaco y Tron empezó a escuchar palabras familiares.

Todo el mundo que haya vivido en Londres se ha relacionado con polacos, y todo el mundo que se haya relacionado con polacos sabe que kurba quiere decir “puta” (si los de Vic lo cardan todo, los de Polonia lo kurban). De manera que Tron puso cara de haberlo entendido todo, les dijo "Ma letxepomis; di pier dalay” y se fue.

Mientras Tron se estuvo relacionando con polacos se preocupó de aprender frases útiles como Tienes unos ojos preciosos. Pero la que le ha hecho mejor servicio es "Ma letxepomis; di pier dalay” (Tengo una idea mejor, iros a tomar por el culo).

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Historia 5: “Las azafatas son unas cachondas” (y que conste que él lo encontraba muy positivo)

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Tron me guiñó el ojo desde el retrovisor del coche y dijo “I sabéis que, pues que resulta que la fama de cachondas que tienen las azafatas es verdad, me lo ha dicho todo el mundo…”. Amparo murmuró “Vaya guarras...” y yo sonreía de oreja a oreja mientras él continuaba “...bueno, de hecho a mi una vez...”.
Tron no ha sido nunca de dormir mucho, pero desde que ya no se droga aguanta menos. Le estaba costando mantener los ojos abiertos para acabar de preparar un avión y decidió recorrer a alguna sustancia legal, se acercó muy educadamente a una azafata (especialmente cachonda y un poco sorda) de Air Messerschmitt y le pidió si le podía
“spare some coffee, please?”. Ella dijo que se esperase un segundo y cuando volvió en lugar de traer una taza le dio un papel con un teléfono y le dijo “Éste es mi hotel, estaré hasta pasado mañana, llámame y tomamos ese café”.
La pava no dominaba mucho el inglés y le había entendido mal, o entendió lo que quiso, pero Tron pensó que mejor no corregirla.
Cuando al día siguiente se presentó en el hotel tampoco consiguió tomar ningún café, pasaron directamente al sexo oral.




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