jueves, marzo 05, 2009

Venía por lo del bodorrio (Full Pepito)

Finalmente conseguí llegar a Valencia City y meterme en un coche repleto de colegas. Me habían venido a buscar en un Porsche (fíjate tú), pero habían cometido la irresponsabilidad de dejarlo en manos de Tron y por lo tanto la cosa podía acabar con un desenlace muy RENFE.

Tron es muy buen chaval y mejor persona, hasta se podría comentar que como está estudiando para pilotar aviones es una persona indicada para llevarte de un punto A a un punto B, pero argumentar esto sería... Porque Tron es muy buen chaval y mejor persona, pero a veces le gusta copular con coches. Mira tú, de vez en cuando los coches de delante se paran, por razones tan sorprendentes como pueden ser los semáforos en rojo o los pasos de peatones, pero Tron lo ignora y usa su propio coche cual dildo herculiano para encularlos con ganas. Simplemente dice que no los ve. Un coche. Grande. Con cuatro ruedas y tal. No se da cuenta de que paran.

Yo ya le tengo dicho que se podría tomar unos cubatas antes de hacerlo, o esperar a algún día con niebla, para tener como mínimo alguna excusa para contar a los polis, pero él dice que no se avergüenza y que además si lo hiciera cuando ha bebido lo tendría que hacer demasiado a menudo.

Gracais al prodigioso ABS del Porsche llegamos a can Bakerin con algún incidente pero sin ningún accidente, con el tiempo justo de comer algo antes de engalanarnos y ponernos en bodorrio mode. Un síntoma inequívoco de que la cosa empezaba a mejorar era que la madre de Bakerin nos había hecho pepitos para comer.

La cocina valenciana está llena de tópicos, pero por alguna razón el pepito es una delicia olvidada. Cuando aún no hacía ni un año que conocía a Barkerin y estábamos compartiendo habitación en la mítica Bowden, después de ir de visita a Valencia se presentó con un tupper aceitoso que su madre le había preparado para sus amigos de Londres. El pepito es algo así como un poco de pan de briox/pan de leche/pan de frankfurt relleno con una samfaina valenciana, pintado con huevo y frito. Evidentemente después de comer tres o cuatro te estás un par de días sin hacer aquello que comentan tanto en los anuncios de Activia con bífidus activo, pero vale la pena.

Masticando aún el último pepito me vestí, preparé el equipo y me dispuse a empezar a fotografiar a Bakerin en pleno ritual de noviotización, pero entonces él me señaló el cuello y me preguntó dónde coño estaba mi corbata. Concretamente estaba en Barcelona, en el tercer cajón para más detalles, y es que había decidido hacer un Lauren Postigo y no llevarla. Por desgracia ni Bakerin ni ningún otro tío de la boda estaba al corriente del tal Lauren. Suerte que mi madre me había hecho desistir de la idea de calzarme las bambas y había llevado los zapatos normales, que Emilio Aragón tampoco les debía sonar demasiado.

Tampoco había para tanto, que a mí también me decepcionó que en el menú del banquete no hubiera ni paella ni horchata y no dije nada, aunque hay que decir que como testimonial representación autóctona los invitados se aseguraron de que hubiera arroz a tuttiplen para recibir a la pareja ya casada. De hecho el lanzamiento de arroz se convirtió más bien en un concurso para ver quien acertaba más veces a Bakerin con la boca abierta. Es lo que pasa cuando la gente lleva a la paella en las venas y cuando tus amigos son más putas que los de la novia. Aún gracias que se reprimieron y no lanzaron ni escamarlanes ni bajoquetes. Ah, y tampoco hubo ningún show con asno en todo el día, pero eso ya me lo esperaba.

Al final todo fue bien, yo me tuve que estresar un poco con las fotos, sobretodo gracias al pavo que hacía el vídeo, que aunque era una bellísima persona no paraba de tocarme los webs con su luz anaranjada y con su manía para pedir posados a los novios que simplemente llamaremos “de estilo clásico”. También me estresé un poco con la señora de edad avanzada que se me acercó hacia el final de la noche y me dijo, a una distancia mucho más corta de la estrictamente necesaria para una correcta audición, “Hazme una foto donde salga guapa, muy guapa, muy guapa, que quiero regalársela a mi novio”. Supongo que debe ser el mismo tipo de estrés que nuestro señor sentía cuando le pedían que multiplicara los panes o caminase por encima del agua. Yo simplemente decidí que era el momento de guardar el equipo y coger una copa.

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Venía por lo de la mamada (Intro)

Venía por lo de la mamada (Full Guateque)

Venía por lo del bodorrio (Intro)