sábado, noviembre 04, 2006

Chiringuiteando

El domingo pasado inauguré mi chiringuito. Un chiringo a Camden donde vendo fotografías. Bueno, al menos esta es la idea.
Me levanté a las 7am, habiendo dormido solo 5 horas y media - contando la hora extra del cambio de horario- porque no acababa de dejar listos los preparativos (y eso que el material cabe dentro de una maleta mediana). Enfilé hacia Candem arrastrando la maleta y las legañas y a las 9am estaba alli preparado para el sorteo de mesas.
En el mercado de Candem la cosa va por mesas: Tu alquilas una mesa por 45 libras y vendes lo que te apetezca. Hay dos opciones, dentro o fuera. Mi objetivo era estar dentro del edificio porque es donde se venden las Arts & Crafts, fuera básicamente hay ropa pseudohippie y comida supuestamente barata pero que no lo es.
Alli estaba yo con el resto de empresarios de éxito esperando a que llegaran los que cortan el bacalao y poniendo mi mejor cara de Si-soy-nuevo-aquí-pero-en-realidad-tengo-tres-tiendas-más-en-Harrods-y-dos-más-en-el-Selfridges, cuando Georges y Mary (por nombrarlos de alguna manera) llegaron para repartir las mesas.
La Mary dijo alguna cosa que no entendí y la gente empezo a levantar la mano y ella a apuntar nombres. Puta madre, empezamos bien. Evidentemente pasé de preguntar qué había dicho porque los que tenemos tiendas en Harrods se supone que entendemos de estas cosas. Después dijo un par de categorías más donde tampoco entraba yo y finalmente preguntó si se había dejado a alguien. Entonces si que levanté la mano, con cara de vale-de-acuerdo-no-tengo-ninguna-tienda-en-Harrods-pero-soy-buen-chaval.
Comenzaron a sortear las mesas y evidentemente los que estaban primero en la lista tenían preferencia. George aparecía de tanto en tanto y le decía a la Mary cuantas mesas quedaban dentro y yo me esforzaba en enviar ondas telepáticas a los demas para que escogieran estar fuera. Por cierto, mi telepatía es una mierda.
Cuando George dijo que nada más quedaba una dentro preguntaron que quien tenía nice stuff y quería ir dentro. Yo levanté la mano esta vez intentando poner cara de mi-segundo-nombre-es-nice-stuff-nena pero me lo podía haber ahorrado porque la Mary ni me miró. Fue directa hacia una paya (ejem, que había llegado después que yo) que se ve que conocía y consideraba que tenía muy buen material..
Cuando finalmente me tocó a mi, Mary me miró en plan ¿y tú quién eres? Y yo le sonreí en plan Soy-el-que-no-tiene-tiendas-en-Harrods-pero-es-muy-simpático-¿quieres-ser-mi-amiga? Evidentemente hacia muuuuuuucho rato que ya no quedaban mesas dentro.
Me preguntó que qué vendía. Fotos, querida, fotos. Y ella y George se miraron con la expresión de la cagaste Burt Lancaster de aquel que se da cuenta de que las fotografías ni se comen ni se utilizan como ropa interior y por tanto no me comería un rosco fuera y mi primer día a Camden sería un truño . El cerebro de chiringuitero de éxito de George se puso a trabajar hasta que dijo: ¡Tranquilos, tengo la solución!

Recuerdo un cuento que me explicaron en el cole. Bien, de hecho solo recuerdo el final, parte del final para ser exactos.
La cosa es que hace mucho tiempo en un lugar muy lejano una chica tuvo no sé qué problema con el rey y el rey no sé por qué narices le puso una prueba. La chica tenía que ir al palacio vestida pero desnuda, tenía que ir caminando por el camino pero sin utilizar el camino y había otra condición estúpida que no recuerdo. Creo que la recompensa si conseguía superar la prueba era casarse con el rey y si fallaba le cortaba la cabeza. De manera que el premio era casarse con un tio que mataba a la gente que no superaba las pruebas idiotas que se le ocurrian.
Pues bien, la chica que era muy lista y la heroína del cuento, fue al palacio vestida con una red de pescador. De manera que iba vestida porque llevaba alguna cosa encima pero también desnuda porque a través de la red iba enseñando el chumino. Para llegar al palacio utilizó una mula coja que como caminaba torcida nunca iba exactamente ni por el camino ni por fuera.
Sinceramente recuerdo que cuando era pequeño y me explicaron el cuento pensé que le tema de la mula coja era un poco innecesario. Quiero decir que tu mismo puedes ir saltando dentro y fuera del camino sin necesidad de utilizar animales deformes. Pero bien, la cuestión es que la chica consiguió ser 100% ni chicha ni limoná y por tanto se casó con el rey psichokiller.
Una parida de cuento, soy consciente desde los nueve años.

Pues resulta que George también debe estar casado con un rey psicópata. Me dio una mesa que estaba en una de las salidas del edificio. Estaba fuera pero estaba bajo el porche de la salida, de manera que también estaba dentro. Me pregunté si me veían cara de mula coja.
Mis vecinos eran dos mujeres que tiraban el Tarot y una parada de ropa hippy (oh, sorpresa) regentada por una rastafari con rastas de colores, gafas lilas y labios pintados de lila también. Y yo en medio con mis fotos. Definitivamente no tengo ninguna tienda en Harrods.

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