martes, octubre 02, 2007

Bob Marley está vivo y canta en mi autobús

En el 29 pasan cosas, sobretodo cuando es el N29, y a veces no se trata de atracos. A veces se trata de borrachos cachondos.
Ya cerca de casa un abuelo rastafari entró en el autobús y empezó a cantar "No woman no cry", cosa que provocó que el adolescente gabacho que se sentaba a mi lado se despertara, sonriera y gritara "¡Ey! ¡Tú eres Bob Marley!". El yayo rastafari paró de cantar y dijo "No, soy su primo" y siguió cantando hasta que en la siguiente parada bajó. En la misma parada una chica inglesa subió y se sentó delante nuestro y el gabacho sonrió y dijo "Ey, ¡Bob Marley estaba aquí al lado!" a lo que la chica contestó, muy coherentemente, "Eso es imposible". El gabacho borracho, sorprendido, le dijo "¡Que sí, que estaba cantando!" a lo que la chica respondió, muy coherentemente, "Eso es imposible, Bob Marley está muerto". Y entonces fue cuando tuve que dejar de hacer ver que leía porque el gabacho borracho se giró hacia mí y me dijo "¿A que sí que es verdad que Bob Marley estaba cantando en el autobús?"
Delante de esto tenía dos opciones. Decir que no e intentar explicarle al gabacho borracho que era un gabacho borracho y que no había visto a Bob cantado sino a un pavo con rastas cualquiera porque ¡¡¡EL PUTO BOB MARLEY ESTÁ MUERTO SUBNORMAL!!! Lo que supuse que sería una tarea larga y cansina. O bien decir que sí y unirme al gabacho borracho en el intento de convencer a la chica inglesa de que Bob Marley hacía recitales en el N29, que tal y como pintaban las cosas parecía más probable conseguir esto que razonar con él. Mejor que el gabacho y yo le comamos la olla a la inglesa que no que el gabacho nos coma la olla a nosotros dos, pensé.
De manera que cerré el libro y le dije "Claro que sí", a lo que la chica replicó, muy coherentemente, "Eso es imposible, está muerto". En vista de que todo el razonamiento que mi compañero francés etílico era capaz de producir se reducía a repetir muy enfáticamente "¡Que sí, que sí, que sí!", mientras me dedicaba miradas pidiéndome ayuda, pensé que esperaba alguna cosa más de mí. Bueno, si lo tenemos que hacer, hagámoslo bien.
Yo: "Claro que sí, si te lo has cruzado cuando has subido al autobús, lo que pasa es que no le has conocido porque está muy envejecido. Toda una vida de fumar porros y criar piojos en la cabeza pasa factura sabes, pero cuando cantaba era inconfundible. Con que hubieras subido una parada antes le hubieras escuchado".
Chica: "Pero qué dices, si está muerto".
Yo: "No, no. Lo que pasa es que cuando los famosos se hacen muy ricos y tal acaban un poco hartos de la fama y entonces hacen ver que se mueren y cuando pasan un par de años pueden pasear por la calle tranquilamente sin que nadie les moleste. Es como Elvis, que también está vivo".
Chica: "Qué pasa, ¿que también estaba en el autobús?.
Yo: "Yo no le he visto. ¿Elvis también estaba?".
Gabacho borracho: "No, sólo Bob Marley".
Yo: "Sólo Bob".
Chica: "Es imposible".
Entonces le dijimos que la pareja que teníamos sentados detrás hacía rato que estaban en el autobús y que también habían visto a Bob. Evidentemente no tuvieron cojones de llevarnos la contraria y nos dieron la razón y la chica inglesa, muy coherentemente, no se molestó en decir nada más.
Y todos sonreímos de aquella manera que sonríes cuando decides que aunque te lo estás pasando muy bien la broma ya no da más de si. Excepto el gabacho borracho, que sonrió de aquella manera que sonríes cuando falta muy poco para que un par de gorilas vestidos de blanco te pongan una camisa especial y te conecten un par de electrodos en la cabeza y te encierren en una institución pública.

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