Los hoodies, los youngsters, los chungos, los malotes, los colegas del barrio. Para mi los Wuo o los Yow-yow (porque todo el rato están diciendo Wuo!? y Yow, yow!!), pero puede que Hoodies sea el nombre que mejor les cae, o como mínimo el que utiliza más la prensa inglesa. Suelen llevar capucha, que es la moda de ahora si quieres parecer chungueichon en Londres, suelen ir en rebaño, suelen ser muy jóvenes, menores incluso, y juegan a hacer de ganstas. El problema es que matan gente.
El sábado tomé el N29 a las tres de la madrugada y en la tercera parada subió una pandilla de seis o siete Wuos y mi sentido arácnido se puso a silbar. No es que hiciera falta un sentido especial, entraron armando jaleo y en cuanto estaban dentro tres de ellos empezaron a hacer como que se caían encima de un pobre chaval borracho (los débiles siempre caen primero) para robarle la cartera. Todo de manera muy obvia. El pobre borrachito les empezó a decir que le devolvieran la cartera y ellos se empezaron a rebotar y a decirle que qué cojones decía.
En todas partes hay carteristas y ladrones en general. Gente que se gana la vida robando y que como profesionales buscan la máxima rentabilidad al negocio. Robar el máximo con el mínimo esfuerzo y problemas. Pero los Hoodies no. Para ellos robar es simplemente una excusa para armar bronca, para poder pegar a alguien. Y con el tiempo llegan las navajas y, en lugar de pegar a la gente, la pasan a cuchillo.
Últimamente la cosa tiene más presencia en la prensa porque las últimas víctimas son menores de edad. Vamos a niño por semana desde hace unas seis. El último por lo visto fue asesinado con una hoja de más de 20 centímetros, probablemente una espada. A otro lo tirotearon en una pista de hielo a rebentar de gente. Puta ciudad
De hecho la culpa es mía por hojear los periódicos cutres que me encuentro en el metro cuando vuelvo del trabajo, que total esta ciudad tiene 7 millones de habitantes y por tanto unos cuantos asesinatos no me tendrían que preocupar demasiado, como mínimo estadísticamente. Pero si, porque no lo veo solo en los periódicos. En la entrada de mi estación de metro de vez en cuando aparece un cartel con “¿Ha visto a estos sospechosos?”, y los sospechosos siempre son hoodies de mierda que le han robado el móvil a un chaval del barrio que iba al instituto y que después le han chutao la cabeza.
La peña Wuo ya tenía claro que robar no robarían más, pero tenían un autobús entero para armar bronca. Me extrañó que nadie de los de delante avisara al conductor, o que el conductor al oír el jaleo no dijera nada por megafonía, o que no llamara a la poli con los walkie-talkies que enseguida te dicen que utilizaran si les insultas. Finalmente, un colega de 2x2 metros que hablaba igual de chungo que los Wuos se puso en medio para calmar a los putos hoodies ... que no se calmaron. Segundos antes de la siguiente parada lanzaron un puñetazo a otro borracho, la gente se puso por en medio y al llegar a la parada bajaron lanzando un par de hostias más e intentando arrastrar al pobre borrachito que querían pegar fuera. Y allí estabamos, dos Wuos intentando estirar al chaval fuera y yo y otro tío tirándole del abrigo hacia adentro y el borracho sin hacer nada, que ya le costaba bastante mantenerse derecho.
Finalmente consiguimos hacerle entrar de nuevo en el autobús y él seguía sin ser consciente de que se había salvado de la paliza de su vida. De hecho murmuraba algo así como “dejadme, que si los pillo los mato”Y yo cabreado y emparanoiado y pensando dónde cojones deben vender los esprais esos que utiliza la poli antidisturbios y Dog The Bounty Hunter.
El sábado tomé el N29 a las tres de la madrugada y en la tercera parada subió una pandilla de seis o siete Wuos y mi sentido arácnido se puso a silbar. No es que hiciera falta un sentido especial, entraron armando jaleo y en cuanto estaban dentro tres de ellos empezaron a hacer como que se caían encima de un pobre chaval borracho (los débiles siempre caen primero) para robarle la cartera. Todo de manera muy obvia. El pobre borrachito les empezó a decir que le devolvieran la cartera y ellos se empezaron a rebotar y a decirle que qué cojones decía.
En todas partes hay carteristas y ladrones en general. Gente que se gana la vida robando y que como profesionales buscan la máxima rentabilidad al negocio. Robar el máximo con el mínimo esfuerzo y problemas. Pero los Hoodies no. Para ellos robar es simplemente una excusa para armar bronca, para poder pegar a alguien. Y con el tiempo llegan las navajas y, en lugar de pegar a la gente, la pasan a cuchillo.
Últimamente la cosa tiene más presencia en la prensa porque las últimas víctimas son menores de edad. Vamos a niño por semana desde hace unas seis. El último por lo visto fue asesinado con una hoja de más de 20 centímetros, probablemente una espada. A otro lo tirotearon en una pista de hielo a rebentar de gente. Puta ciudad
De hecho la culpa es mía por hojear los periódicos cutres que me encuentro en el metro cuando vuelvo del trabajo, que total esta ciudad tiene 7 millones de habitantes y por tanto unos cuantos asesinatos no me tendrían que preocupar demasiado, como mínimo estadísticamente. Pero si, porque no lo veo solo en los periódicos. En la entrada de mi estación de metro de vez en cuando aparece un cartel con “¿Ha visto a estos sospechosos?”, y los sospechosos siempre son hoodies de mierda que le han robado el móvil a un chaval del barrio que iba al instituto y que después le han chutao la cabeza.
La peña Wuo ya tenía claro que robar no robarían más, pero tenían un autobús entero para armar bronca. Me extrañó que nadie de los de delante avisara al conductor, o que el conductor al oír el jaleo no dijera nada por megafonía, o que no llamara a la poli con los walkie-talkies que enseguida te dicen que utilizaran si les insultas. Finalmente, un colega de 2x2 metros que hablaba igual de chungo que los Wuos se puso en medio para calmar a los putos hoodies ... que no se calmaron. Segundos antes de la siguiente parada lanzaron un puñetazo a otro borracho, la gente se puso por en medio y al llegar a la parada bajaron lanzando un par de hostias más e intentando arrastrar al pobre borrachito que querían pegar fuera. Y allí estabamos, dos Wuos intentando estirar al chaval fuera y yo y otro tío tirándole del abrigo hacia adentro y el borracho sin hacer nada, que ya le costaba bastante mantenerse derecho.
Finalmente consiguimos hacerle entrar de nuevo en el autobús y él seguía sin ser consciente de que se había salvado de la paliza de su vida. De hecho murmuraba algo así como “dejadme, que si los pillo los mato”Y yo cabreado y emparanoiado y pensando dónde cojones deben vender los esprais esos que utiliza la poli antidisturbios y Dog The Bounty Hunter.
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