jueves, octubre 05, 2006

Camas de ocho patas

Ayer llegué a casa y me encontré a Jerry que me quería enseñar una cosa. Una cosa que había atrapado en un vaso de cristal. Una araña enorme prima hermana de la que me atacó el otro día.
Estoy empezando a cogerle mucha manía a mi patio con jardincito de los cojones.
Yo le expliqué mi aventura y entonces empezamos una bonita conversación sobre arañas enormes. Resulta que Jerry está curado de espantos, en Sud Africa las arañas son tan grandes que tienen seguridad social y pueden cobrar el paro (no le pregunté si solo las blancas o todas en general). Me ha explicado que a las arañas, a no ser que sean muy pequeñas cuesta mucho matarlas, son muy fuertes. Va bien saberlo, mañana además del pan y la leche tengo que comprar más Agente Naranga y un pistolote para debajo de la almohada. Me ha explicado que un día se estaba lavando la cara y al mirarse en el espejo vió una de palmo y medio enganchada en la cortina de detrás suyo y que había otra sobre la cama. No me extraña que el tío haya huido a Londres, que otra cosa puedes hacer cuando tu vida se convierte en una peli de miedo de serie B.
Hoy me he pasado por casa de Conejito, un colega de Alcorcón. Le he explicado mi historia con el bicho superfolding y me ha dicho que el otro día él también se encontró un par encima de la cama.
Estoy empezando a cogerle mucha manía a la ciudad esta en general. ¿Qué cojones tienen las arañas con las camas?
Mejor comprar una recortada para debajo de la almohada.

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